DESAFIO A LOS ESPAÑOLES

Por Lorenzo de Ara

Otro pulso de la izquierda abertzale. Y van muchos. Innumerables. Ellos pueden tomar la calle, ocupar la calle y, bajo el amparo de esta democracia enferma y ya caduca, desafiar a los españoles.

A cara descubierta insultan y exigen que la legalidad se arrodille ante sus nauseabundos intereses. Es lo que hay. Una democracia deficitaria que desprotege al justo y, de alguna manera, legitima que los proetarras y secesionistas se agrupen para amedrentar.

Esta sociedad, la nuestra, lleva demasiado tiempo viendo a través de la pequeña pantalla, escuchando en la radio, leyendo en los periódicos y en internet, que los etarras y afines a sus objetivos aparezcan por cualquier rincón de las Vascongadas.

Y esta sociedad, que sufre con imperturbabilidad el ataque de los etarras (jodidos soldaditos de la jodida patria vasca) ya no sabe cómo ni cuándo se podrá acabar con el agravio permanente y con la brutal amenaza.

Hay un gobierno que está ausente, que siempre lo ha estado. Esa ausencia mental y física le ha salido muy bien, porque gracias a su autismo gana elecciones y sintoniza con el pueblo, por lo menos con la mayoría del pueblo español.

Pero no sólo son los abertzales, también los partidos catalanes aseguran que España asfixia a Cataluña en el asunto de las perras-euros-financiación autonómica.

Los catalanes quieren más, mucho más, y lo quieren, lo exigen, porque al parecer algunos de sus políticos se sienten superiores al resto de los ciudadanos españoles.

La culpa de este terrible descomedimiento la tiene José Luis Rodríguez Zapatero. El inquilino monclovita destapó la caja de pandora, creyéndose más listo que nadie. Sin embargo, el batiburrillo autonómico se ha convertido en una mortificación para España.

Puede que ya nos hayamos acostumbrado a manifestaciones vergonzantes y a exigencias cuasi inquisitoriales. Y es precisamente esa habituación lo que mancilla nuestra democracia y nos empequeñece como pueblo, como nación.