domingo, 10 de agosto de 2008

También en nuestra época hay jóvenes que dan su vida por defender la pureza.

Roma ha dado el primer paso para la futura beatificación de Marta Obregón de 22 años, burgalesa y de profesión periodista, la noche del 21 de enero de 1992 no llegaba a su casa a las diez de la noche, puntual y tarareando, como siempre acostumbraba. Ese día era la festividad de Santa Inés, otra mártir que también murió el siglo IV, por defender su fe y su pureza. Esta joven periodista conocía bien la historia de aquella santa. Aunque nunca podía imaginar que fuera a "marcar su destino", al ser asesinada esa misma noche vilmente por unos cobardes.

"Marta atraía como un imán. Entraba en un sitio y hacía relaciones al instante", recuerda su novio, Javier.

"Hacían una bonita pareja", recuerda su madre. Pero ella "llamaba la atención". Guapa y elegante, medía 1.75 y pesaba 65 kilos. Simpática, dinámica, comunicativa, pero sin alardear de sus cualidades.

"La vida es genial, Cris, pero más corta de lo que pensamos", le había dicho hacía pocos meses, a una amiga en una carta que le escribía, desde un retiro espiritual en Taizé, al oeste de Francia. No sabía cuánta razón tenía.

Ana Carmen Trujillano

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