Asaja estima una pérdida de rentabilidad negativa del 8,6% • Hay pocas cooperativas de segundo grado, y los agricultores no pueden competir con los precios de las comercializadoras que, según la Asociación de Almazaras, venden aceite de menor calidad mezclado con otro de terceros paísesLa semana pasada la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores de Almería (Asaja), daba la voz de alarma acerca de la delicada realidad que atraviesa el olivar. Durante la presentación de la situación actual de la campaña almeriense, se presentaron cifras de este sector en concreto, que sitúan la existencia de una rentabilidad negativa del 8,6% en la actividad. Todo ello, obviamente, va en detrimento de los agricultores. De hecho, algunos optan por no recolectar la producción de este año, porque no ganan para pagar el sueldo a los jornaleros, según explicó Francisco Vargas, presidente de Asaja-Almería.
Para Francisco Sánchez Canet, Tesorero de la Asociación de Almazaras de Almería y Presidente de la Almazara Vega del Andarax, el sector "está muy bien, ya hemos recogido el 80% de la cosecha y, además, no ha habido problemas por daños. Es el precio lo que nos está afectando", especifica. La férrea ley del mercado (a mayor oferta, menores son los precios), prevalece. El coste en origen del aceite de oliva asciende, ahora mismo, "a 1,90 euros por kilogramo y, sin embargo, las grandes superficies lo venden por dos euros, ya envasado y etiquetado".
Uno de los motivos de esta gran diferencia de precios entre uno y otro tipo radica en la disparidad cualitativa, según explica el tesorero. La calidad del aceite de Almería es "muy superior a la media andaluza", mientras que algunas de las grandes cadenas envasadoras "compran a países como Marruecos y Portugal y hacen mezclas de aceite de orujo con el de oliva de más calidad".
La normativa europea lo permite, si bien es cierto que ha establecido la obligatoriedad de especificar la procedencia de la materia prima en la etiqueta del producto, cosa que "nadie hace aún".
Esta situación no es rentable para los agricultores almerienses, que ven cómo se devalúa no sólo el precio de su producto, sino también su esfuerzo. Y es que, como también afirmaba el presidente de Asaja la semana pasada, la provincia "ha apostado mucho por la calidad, y cada vez hay más pérdidas en este sentido".
El problema de la dispersión de la oferta y la concentración de la demanda no es nuevo. "Hay cinco envasadoras y somos 1.800 empresas las que producimos", afirma Sánchez Canet. "Aquí no vendemos ni un kilogramo de aceite, pero Jaén nos busca para comprar cubas del nuestro y mezclarlo con otros, que tienen menos calidad, para que así les salga mejor".
A nivel andaluz, casi un 80% de los agricultores están integrados en las 300 cooperativas existentes. El número de almazaras asciende a 1.700. (Ya lo escribía Machado en uno de sus poemas: Olivar, por cien caminos / tus olivitas irán / caminando a cien molinos). Pero nada de esto es suficiente, porque hay pocas cooperativas de segundo grado capaces de hacer frente al 'Goliat' encarnado por las grandes compañías comercializadoras. "Lo ideal sería que cada cooperativa comercializase su producto", explica Sánchez Canet. ¿Será viable, algún día?
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