Rodríguez Zapatero confirmó el fin de semana pasado la estrategia que sigue el Gobierno en la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Aseguró que la materia proporciona a la generación mejor preparada de españoles, farol que sólo se cree él, formación en valores democráticos. Nada de limitar los contenidos que adoctrinan. No quiere matices, y por eso presenta la idea de que quienes se oponen a la asignatura se oponen a la democracia, nada más lejos de la realidad.
Sin duda que el Gobierno, conscientemente, está creando un equívoco que en cualquier caso es necesario romper. Educación para la Ciudadanía es una asignatura legítima si fuera lo que el Presidente dice que es: una formación en valores democráticos, es decir en los principios jurídicos que animan nuestra Constitución. El Estado tiene el derecho de formar en ellos, siempre y cuando no pretenda ir más allá. Los padres no se oponen a esa educación, sino al desarrollo de los contenidos que ha hecho el Ministerio de Educación. Bastaría pactar esos contenidos, algo muy democrático, para que todo quedase solucionado. Contrariamente, ni el ministerio ni el presidente, muy democráticos ellos, han mantenido la más mínima relación sobre le tema con los padres ni con sus representantes.
Jesús Domingo Martínez
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