viernes, 6 de febrero de 2009

Arruinada viuda y polémica ex empieza a vender sus propiedades

En los últimos años vivió una vida llena de lujos que, parece ser, no se correspondía con su poder adquisitivo real. Así que no ha tenido más remedio que empezar a deshacerse de sus bienes.
Parece que a la viuda de Pedro Carrasco y ex mujer de Tony Anikpe no acaba de enderezársele el rumbo de su vida. Desde que muriera el ex boxeador Raquel Mosquera ha ido cayendo en un bache tras otro y estaría tocando fondo.

De hecho, el noviembre pasado la mala situación sentimental y económica unida al trastorno bipolar que sufre la empujaron a intentar suicidarse. Ahora, aunque su padre y hermanos la ayudan a superar el bache, su situación podría complicarse por problemas de dinero.

Según informa Diez Minutos, si hace no mucho ponía en venta su coche de lujo, ahora también tiene que deshacerse de su casa. La peluquera estaría en números rojos y antes de que la situación empeore y pierda hasta su negocio ha tenido que renunciar a los últimos vestigios de la lujosa vida a la que se había dado en los últimos años y que, según parece, no correspondía a su poder adquisitivo real.

Todo ello unido a los gastos que ha tenido que afrontar por su enfermedad; tratamientos e ingresos hospitalarios.

Ella misma confesó no hace mucho que había hecho muchos "derroches innecesarios". Por ejemplo, "me compré un coche que para mí es excesivo y que no lo necesito. Compré mucha ropa de marca, que me he puesto un día y luego he abandonado en el armario. Monté un gimnasio en casa, no estuve pendiente de mi empresa, con lo cual también fue a peor...".

El coche de lujo en cuestión es un Cadillac Escalade, traído de Estados Unidos y valorado en 90.000 euros, por el que ahora pide 51.900. Y por la casa, un chalet independiente de Galapagar en el que vivió con su ex marido, Tony Anikpe, espera obtener 650.000 euros, 100.000 menos de lo establecido inicialmente.

Raquel ha dado la casa a una inmobiliaria, que es la que se encarga de enseñarla. Se trata de un espacioso chalet de 370 metros cuadrados, situado en Galapagar, a unos 30 kilómetros de Madrid, que la peluquera adquirió al poco de enviudar de Pedro Carrasco, por el que tuvo que pedir una hipoteca, que, sumada a los préstamos que ya pesaban sobre los locales de peluquería, le suponía un importante desembolso al mes.

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