Por Alicia
Gutiérrez
El 19 de febrero de 2006, la diputada
valenciana del PSPV Jeannette Segarra disparó en el Parlamento autonómico una
batería de preguntas sobre los convenios firmados por el Gobierno de Francisco
Camps con Instituto Nóos. Pero, según un empleado de la trama Nóos, y así consta en uno de los correos que conservaba Diego Torres,
la iniciativa cayó en saco roto
porque la “desactivó” el entonces secretario de organización del PSOE y luego
ministro y portavoz del Gobierno de Zapatero, José Blanco. El
autor del correo, que realizaba tareas ejecutivas en Instituto Nóos, sugirió a
su jefe que celebrase en Madrid una reunión con Blanco y Juan Ignasi Pla
[entonces, líder del PSPV].
El episodio aparece prolijamente relatado en
un email remitido por Antonio Ballabriga a Urdangarin y Torres el 2 de abril de
2006. El texto dice lo siguiente: “Miguel [Zorío, aliado empresarial de
Urdangarin y Torres en Valencia] me
confirmó que habló con Pla sobre tu situación y al parecer está claro que José
Blanco ya habló con él para desactivar el tema de las preguntas parlamentarias.
Formalmente no es fácil pero hay voluntad de resolverlo. Están tratando de
hacer una comunicación personal formal con la diputada que solicitó la
información”.
La inquietud por lo que, con o sin gestiones
de altura, pudiera terminar haciendo la oposición llevó a Ballabriga a plantear
una calculada estrategia: “Miguel [Zorío] ve bien lo de vincularte con el
proyecto de los JJEE [Juegos Europeos] a través de una Plataforma pro JJEE (…)
pero fuera del comité de candidatura con el objetivo de ligar lo menos posible
Nóos y tú”. O sea, para ocultar que
Urdangarin seguía al timón pese a que, en marzo de ese año, 2006, había
renunciado formalmente a la presidencia de Instituto Nóos.
Con esa idea, Ballabriga propugnaba que
Urdangarin se viera en Madrid con José Blanco y Juan Ignasi Pla para explicarle
sus proyectos “fuera de Nóos” y su apoyo a los Juegos Europeos. En paralelo, o
incluso antes, el yerno del rey debía
mantener otro encuentro, pero este con el entonces secretario de Estado para el
Deporte y hoy portavoz municipal del PSOE en Madrid, Jaime Lissavetzky.
Siempre invocando al empresario Miguel Zorío, Ballabriga formuló una tercera
propuesta: “En lo referente a Izquierda Unida Miguel sugiere que sean solo
Camps y el líder del partido en Valencia quienes se reúnan ya sin tu
presencia”.
El contexto en que Ballabriga remitió este
correo a sus jefes era delicado. A
razón de 1,04 millones limpios por cada edición en concepto de
“canon”, Instituto Nóos ya había celebrado en Valencia dos ediciones
de las minicumbres turístico-deportivas Valencia Summit. Y en
diciembre de 2005 acababa de firmar con la Generalitat y el Ayuntamiento de
Valencia otro nuevo convenio para lanzar los denominados Juegos Europeos
(JJEE), que nunca llegaron a celebrarse. El precio pactado, nada menos que seis
millones, aunque la Generalitat solo terminó pagando 382.000
euros. En el otoño de 2006, Instituto Nóos celebró pacíficamente la
tercera edición de la cumbre Valencia Summit.