LAEDICION.NET.-EFE.-Apenas veinte monjes de la abadía de Grimbergen, a
unos 20 kilómetros de Bruselas (Bélgica), son los actuales custodios de la
fórmula de la cerveza que, con distintas fórmulas, exportan ahora a distintos
países del mundo.
Comenzaron a producirlas en el siglo XII y, gracias a que disfrutaban de una
exención de tasas gubernamentales frente a las cerveceras seglares, podían
utilizar mejores ingredientes que sus competidores, lo que acabó conquistando a
las comunidades más cercanas primero, al resto de su país más tarde y,
finalmente, al mundo.
Dos monjes de esta abadía, que renació cual ave Fénix de sus cenizas después
de varios incendios, han presentado excepcionalmente en Madrid -apenas
abandonan su retiro espiritual- uno de sus productos novedosos en España: la
cerveza Grimbergen Blanche, que se suma a las que ya distribuye en el país el
grupo Mahou-San Miguel, Blonde y Double.
La abadía ya no produce cerveza, actividad que ha delegado en una empresa
francesa, pero ningún detalle de la producción, imagen o comercialización
escapa a estos monjes, que siempre deben ser consultados.
"Si nos comparamos con otras comunidades norbertinas -en honor a su
fundador, San Norberto, en 1128- somos pequeña, pero muy vital y muy joven.
Cuando prueben la cerveza, que es un soporte económico para las acciones
caritativas y de mantenimiento de nuestra abadía, comprobarán su autenticidad y
su historia", ha explicado hoy en la presentación el abad Erik.
A ello se añade, desde los años cincuenta del pasado siglo, un observatorio
astronómico por el que reciben visitas "de todo el mundo" para ayudar
al sostenimiento de su actividad.
El propio abad ha dirigido una cata de tres de las cervezas que producen y
que se distribuyen ahora en España. "Antiguamente, se fabricaban tres
tipos de cervezas distintas: diaria, para invitados y para fiestas especiales.
Hoy no bebemos la misma cerveza que en la Edad Media, porque la evolución
industrial ha variado la fabricación", ha apuntado.
La novedad para España es Grimbergen Blanche, hecha con trigo y de cuya
elaboración hay testimonios centenarios de su fabricación en la abadía suiza.
"Se fabricaba para primavera y verano, cuando con el calor la gente
prefería una cerveza que mitigase la sed. Le corresponde un maridaje con
pescado, 'snacks' y ensaladas. Es ligeramente afrutada y amarga con una
reminiscencia a cilantro, por lo que es perfecta para el verano", ha
detallado el abad Erik.
El religioso también ha presentado la variedad "blanche", "de
sabor dulce, frutal, predominando la manzana, ideal para tomarla con
pescado", y la "double", "la más auténtica" que
producen, asegura, con "aromas tostados, a azúcar de caña, y sabores
azucarados", que propone para acompañar a platos de carne.
El consumidor español ha aceptado "dentro y fuera del hogar, muy
bien" estas cervezas de abadía, porque "hay un interés claro por
probar cosas nuevas que te hablen desde el origen, desde lo auténtico, desde
los ingredientes y el proceso", ha explicado hoy a Efe el director de Marketing
Internacional del grupo cervecero, Carlos Lafuente.
"Encontraron unas formulas antiguas en la abadía y supervisan cualquier
producto nuevo que sale al mercado, son muy exquisitos", añade.
Además
de presentar la nueva imagen, que "aúna la autenticidad de la elaboración
de esta bebida centenaria con la contemporaneidad de su presentación", el
grupo cervecero ha destacado de la Grimbergen Blance, la nueva que incorpora a
su gama, que "tiene un perfil bastante abierto, fácil de beber,
interesante para el público femenino, porque la cerveza es más masculina, y
ésta, por su sabor, puede ir dirigida a ellas"