"El propofol no tiene nada que hacer en una casa, salvo que esté equipada de una sala de operaciones", había indicado a AFP el profesor François Chast, jefe del servicio de Farmacología del Hospital de París, poco después de la muerte del cantante, cuando circulaban ya indicios de la presencia en su casa de ese producto.
"Este producto se administra por vía intravenosa" y la anestesia dura mientras la administración del producto continúa, explicó. La dosis inyectada está en función de la velocidad del flujo.
La instalación y la regulación de una perfusión o de una jeringa eléctrica supone la presencia de una segunda persona. Inyectársela a sí mismo no parece posible: "muy rápidamente se pierde el conocimiento y no se puede seguir apoyando el émbolo", según este experto.
"El propofol es muy utilizado en el bloque operatorio ya que se tolera bien y permite una rápida recuperación", según el profesor Chast.
Es utilizado en cirugía ambulatoria, como complemento de anestesias locales o sedante para algunos exámenes como endoscopias y en cuidados intensivos, para aliviar el dolor y la ansiedad.
Tampoco se descarta, según el experto, la utilización del propofol como sedativo en situaciones de falta de drogas.
La sobredosis causa depresión respiratoria y cardiovascular, pudiendo acarrear un paro cardíaco. El consumo paralelo de otros analgésicos puede aumentar los riesgos de ataques al corazón.
Según la orden de registro, el médico legista que procedió a la autopsia del cantante "indicó que había visto los resultados toxicológicos preliminares y que su primera impresión era que la muerte de Jackson se debía a un nivel mortal de propofol" en la sangre.
El doctor Murray habría reconocido haber inyectado propofol a Michael Jackson, después de otros sedativos, el día anterior a su muerte, el 25 de junio.
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