sábado, 4 de agosto de 2012

Gracias, Gracias,…Gracias


  
22 de julio. 7 y veinte de la tarde. Como cada día de corrida, tras la obligada visita a las taquillas, tomo el camino de la Puerta Grande en sentido inverso por el que diestro sale honoríficamente tras triunfar en el albero. En el momento que cruzo el umbral y puedo admirar la postal que se erige en los tendidos, una palmada sobre mi brazo es la mejor recompensa a un trabajo de equipo que ha logrado su objetivo. Con una sonrisa cómplice, Gabriel Amat, exime en su rostro la satisfacción de encontrar en la respuesta colectiva y pública la corroboración de haber emprendido la senda correcta con la tradición, la cultura y el ocio como elementos indisolubles a la Tauromaquia. No hizo falta nada más, ni tan siquiera palabra alguna, su mirada lo decía todo como premio a años de trabajo, y justo en el momento adecuado coincidiendo con el X Aniversario del Coso Salinero.
Tras situarme en el Burladero Municipal, una llamada de teléfono me confirma la noticia más esperada,
-         “colgamos el cartel de entradas agotadas, enhorabuena”, dice un miembro inseparable y más que cómplice del éxito cosechado.
Ha sido un trabajo duro, complicado, difícil y laborioso, pero la imagen del Coso sin un solo asiento libre, culminaba las expectativas y certificaba un sueño en el que creíamos y por el que hemos trabajado sin descanso hasta conseguirlo. Es por todo ello, por lo que en el momento del paseíllo, muchas escenas pasaban por mi mente. Todas tenían algo en común, y en todas ellas, aparecía el equipo que durante días, meses, y años, ha buscado en este éxito una de las aspiraciones profesionales a conseguir.
Era trabajo, sí,  pero había algo más. El equipo se había convertido en una familia, y en esa transformación los sentimientos predominan sobre la obligaciones. Es en ese momento, cuando las horas no tienen 60 minutos, y los días rompen las 24 horas como frontera del tiempo. Este es un éxito de todos, fundamentado en el trabajo colectivo y en las opiniones sinceras que han generado decisiones en la dirección adecuada y en el momento preciso. Es hora de acordarme de todos los que han hecho posible que mi sueño fuese el de ellos en igual proporción, porque todo lo vivido hubiese sido quimérico e irrealizable sin la aportación de cada uno de los que hemos conformado la terna de mi cartel más ideal. Todos, sin excepción alguna, han sido participes de una respuesta sin precedentes en nuestro Coso más artístico. Por ello, me permito repetir las palabras que en la inauguración de la Sala centraron mi discurso del que ahora quiero hacer partícipe a todo lector que se acerca a mis palabras. Vuelvo a reiterarles que sé, a ciencia cierta, que no esperan su nombre en mis labios – en este caso en mis reflexiones- , porque saben que  el de todos ellos está impreso con letras doradas en mi corazón.
Un agradecimiento que debo compartir con cada uno de los que llenaron los tendidos del Coso Salinero e hicieron posible un hito histórico. Un colectivo de personas que respetan nuestra historia y miran desde la admiración la Fiesta española más auténtica, con la cultura como referente.
Y llegado el momento de la  reflexión del éxito conseguido, sólo puedo encontrar un punto  en común dentro del análisis en el origen y desarrollo de una afición que se ha multiplicado exponencialmente los últimos cuatro años. La actividad constante en torno al mundo taurino en su relación con la cultura y el arte ha generado la ilusión necesaria que ha llevado a que más de 20.000 personas disfruten de la Fiesta Nacional como nunca antes se había visto en Roquetas de Mar. El acierto en mantener viva la llama de la Tauromaquia durante todo el año en la Ciudad ha generado la sensación enérgica y dinámica de compartir, entre todos,  la necesidad de las corridas como clímax que complemente lo teórico y artístico que vivimos en las salas, exposiciones y conferencias.
Por todo ello, no puedo concluir sin reiterar los tres agradecimientos que titulan mi artículo. Gracias a Gabriel Amat, quién con su decisión originó el sueño conseguido y puso en mí la responsabilidad de realizarlo. Gracias a todo un equipo encabezado por nuestro Gerente, Víctor Zabala de la Serna,  ya que  todos, con su esfuerzo, han logrado conformar una familia que no ha cejado en su empeño hasta conseguir que lo soñado vuelque en la realidad su capote más real. Y Gracias a la afición, que en una época difícil como la que vivimos, han redoblado su esfuerzo en comprar una entrada que, a buen seguro, ha cubierto las aspiraciones creadas antes de las Corridas. Desde la humildad,  Roquetas de Mar es, hoy, ejemplo de cómo con la fusión de ilusión y trabajo, a pesar de los tiempos que corren, pueden alcanzarse las metas propuestas. Este es nuestro presente, y ya trabajamos para que lo conseguido no sea algo efímero, sino,  que se consolide en el futuro. Por ello,  Gracias, Gracias,…y Gracias.

Eloísa Cabrera

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