Por la boca muere el pez, en este caso La Moncloa. Ante la anunciada ausencia de la mujer del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, en la Cumbre del G-20 la prensa británica se volcó en las horas previas al desembarco en Londres de los jefes de Estado y de Gobierno con la esposa del Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, de la que destacó su estilo a la hora de vestir y sus aptitudes vocales como cantante.
El diario The Guardian aventuró que Sonsoles Espinosa se podía convertir en "la nueva Carla Bruni", en ausencia de la auténtica, y estimaba que "puede brillar" a la orilla del Tamesis. Aunque su paralelismo termina en que ambas mujeres comparten la particularidad de ser cantantes y esposas de políticos, los elogios a Sonsoles pasaban por su buen gusto y su saber estar en las más diversas ocasiones y que, "incluso cuando las circunstancias son las más restrictivas en lo que se refiere a los códigos de vestimenta, sabe que un buen corte de pelo o una pieza de joyería puede hablar por ti".
Eso si, a nadie en La Moncloa se le pasó por la cabeza anticipar que Zapatero acudiría a Londres sin su mujer del brazo, tal y como sí hizo El Elíseo con Sarkozy. Cierto es que Sonsoles Espinosa, entusiasta de su independencia, no suele ejercer de consorte presidencial, pero la prensa británica no tenía por qué conocer ese extremo. Lo peor, según relatan a Garganta Profunda, fue que el entorno del presidente del Gobierno se empeñó en explicar las razones y adujó a que la segunda dama tenía "otras actividades".
Mejor quedar de bocazas que de no enterados, debieron pensar las fuentes monclovitas. Pero, ¿cuáles son esas "otras actividades" de Sonsoles? Las caras de póquer fueron un poema. No supieron / no contestaron. Con lo fácil que es decir la verdad, que la esposa de Zapatero acaba de volver de una de sus tournées musicales y, seguramente, su deseo era quedarse en el Palacio de La Moncloa y disfrutar de sus hijas. Y es que tan cerca como el pasado fin de semana, Espinosa volvió a estrenarse en el teatro Châtelet de París en la ópera Las hadas de Richard Wagner.
La esposa del Presidente cantó dentro del Choeur des Musiciens de Louvre-Grenoble, formación con la que colaboró hace 2 años en el mismo teatro, en una versión de Carmen sacrílega de la obra de Bizet, que exigió a coristas y figurantes desenvolverse como meretrices y reciclarse después como parroquianas. La doctrina escénica valió para Sonsoles, aunque la mujer de Zapatero aparecía más recatada en cuestiones de vestuario y de actitudes. Los privilegios conyugales no tienen precio, ni parangón.
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