La fiscal mantiene que el procesado utilizó un poder de su esposa que estaba revocado para conseguir un crédito y que no tenía intención alguna de pagarlo
LAEDICION.NET.-DANIELLA MONTENEGRO.-"El banco nunca me reclamó nada", dijo Jenaro Jiménez en su descargo durante la declaración que prestó ayer en la Audiencia provincial de Cádiz, en el juicio que lo ha llevado al banquillo como acusado de falsificación y estafa por impago de un crédito y por uso de un poder que había sido anulado. Jenaro Jiménez saltó a la fama en 2008 al desaparecer en Tarifa y aparecer luego en Paraguay con otra identidad, la de Álvaro Domecq. No es éste un asunto penal de fuste pero sí lo es el protagonista: su familia lo dio por muerto en un accidente cuando practicaba submarinismo pero Jenaro estaba muy vivo -en Paraguay se estableció y tuvo como pareja a una reina de la belleza del país, con la que llegó a tener una hija- y su regreso a la ciudad, y a la vida, lo han convertido en un hombre popular.
En su declaración, Jiménez explicó que él no tenía copia de ese poder anulado, que debió aportarlo una de las notarías con las que trabajaba él en aquellos tiempos. Jenaro aseguró, en fin, que es totalmente inocente.
El poder en cuestión, revocado en 2000, lo firmó en 1998 la entonces esposa de Jenaro, que ayer declaró como testigo y confesó que está enfadada con su ex marido. Dijo también, en contra de lo apuntado por el procesado, que ella no estaba al tanto de los negocios de Jenaro. Y que el poder fue revocado cuando ella se enteró de que él lo había usado para negocios o asuntos que ella desconocía. El banco con el que Jenaro gestionó el crédito impagado es Bankinter, que está personado como acusación particular y que ayer reclamó una pena muy superior a la solicitada por la Fiscalía: seis años de prisión y una multa de 12 meses con cuota diaria de 60 euros.
La fiscal pidió en cambio al tribunal, de la Sección Cuarta, que condene a Jenaro a 3 años y 6 meses de prisión por falsedad en documento público y estafa. También, como Bankinter, que el procesado indemnice al banco con los 30.463 euros del crédito impagado.
La fiscal consideró probado que Jenaro Jiménez usó un poder que había sido dejado sin efecto ante un notario para conseguir un crédito y que le ocultó al banco que ese poder no era válido. Ese crédito, aseguró la fiscal, no hubiese sido concedido sin el aval de la esposa del procesado, sin el poder que había sido revocado.
La fiscal dijo que Jenaro aparentó ante el banco, como en muchas otras operaciones, que tenía solvencia económica. "Nunca tuvo la pretensión de pagar, nunca quiso pagar ese crédito. Ni siquiera ahora ha hecho amago de satisfacer la deuda con Bankinter", afirmó.
El abogado de Jenaro planteó que el crédito fue una operación normal de un cliente habitual de Bankinter, que no hubo intención alguna de estafar y mucho menos de eludir el pago de la cantidad adeudada. Al término del juicio, Jenaro fue invitado a usar el turno de la última palabra. Vestido con americana y corbata, el procesado se acercó entonces al micrófono para decir que no tenía nada más que añadir.
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