domingo, 30 de octubre de 2011

Ampliación de denuncia

Hoy jueves 27 de octubre tengo la intención de ampliar la denuncia a la Inspección de Trabajo y a la Fiscalía, notificándoles la resolución del Rector, Pedro Molina, a quien había denunciado previamente por acoso laboral, entre otras cosas, en la que me notifica la suspensión firme de funciones por un periodo de 4 años y 3 meses, además de otros hechos acontecidos, como el que relato en el documento adjunto, que transcribo a continuación:

EXPONGO:

Que el lunes 24 de octubre, tras llegar al aula que tenía asignada para mi parte de la asignatura “Literatura medieval española y árabe andalusí” y comprobar que no había nadie, tuve que investigar dónde estaban los alumnos, hasta que una conserje me dijo que parecía que los habían enviado al Aula Magna. Siendo yo el responsable de impartir la clase, nadie me había avisado del cambio de aula, el tercero en tres semanas.
Tras llegar a la sala, poco acondicionada para impartir una clase, los alumnos protestaron en relación con lo que les pasaba y decidieron, por si mismos, realizar una protesta para que les dieran una solución definitiva. Fue por ello por lo que se decidió que ese día íbamos a dar la clase ante el despacho del Rector de la Universidad, para transmitirle el malestar de los alumnos. Así lo hicimos, por lo que nos trasladamos al Rectorado y comenzamos allí la clase. Nos interrumpió el inspector de Servicios, D. Antonio Sánchez Cañadas. Y se nos dijo que en el Aula Magna estaba el vicedecano correspondiente, D. Javier García González, que iba a informar sobre lo que pasaba. Los alumnos decidieron que nos trasladáramos al Aula Magna y así lo hicimos. Al llegar, el vicedecano me pidió que me marchara de la clase, a lo que me negué, pues es un tema que me afecta también a mí, por lo que se marchó él sin dar mayor explicación, ante la extrañeza de los alumnos y la mía también.
Tras reanudar la clase, se presentaron el Decano, D. Manuel López, el Inspector de Servicios, D. Antonio Sánchez Cañadas, y el Vicedecano, D. Javier García González, interrumpiendo la misma. Primero me pidieron que me marchara; al negarme, me indicaron que me sentara entre los alumnos, pues aquello era una reunión informativa. Les pregunté que quién y con qué autoridad había decidido interrumpir la clase que tenía que impartir, sin que se me diera ninguna explicación y, en actitud amenazante, el Inspector de Servicios, D. Antonio Sánchez Cañadas, me impidió intervenir en el debate que se estableció entre el Decano y los alumnos, pese a que es un tema que me ha afectado y me afectaba. Y sin más, sin dejar que planteara yo cuestiones que creía oportunas en relación con el asunto como que por qué se nos había asignado inicialemente el aula C-9 si antes de que comenzaran las clases sabíamos (así lo había comprobado yo en la lista de clase) había más alumnos matriculados que asientos en clase, por qué se nos trasladó después de la clase C-9 a la I-12, donde sí cabíamos, para después volver a trasladarnos a la C-9, donde sabían que no cabíamos, y ahora trasladarnos al Aula Magna, que es un salón de conferencia que no está habilitado para clases, por qué se nos había asignado inicialmente, además sin avisarme del cambio, teniendo que investigar yo a la hora de clase para saber dónde estaban los alumnos.

SOLICITO:
Se investigue el tema, se soliciten explicaciones y se adopten las medidas oportunas para depurar responsabilidades por lo sucedido para que no vuelvan a producirse hechos similares

Almería, a 27 de octubre de 2011

A la Directora del Departamento de Filología
Universidad de Almería
Jorge Lirola Delgado, mayor de edad, DNI 27.494.505-Y, Profesor Titular de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Almería, adscrito al Departamento de Filología, con domicilio en 04008 Almería, calle al-Andalus, 9, y con correo elecrónico jlirola@ual.es,
EXPONGO:
Que el lunes 24 de octubre, tras llegar al aula que tenía asignada para mi parte de la asignatura “Literatura medieval española y árabe andalusí” y comprobar que no había nadie, tuve que investigar dónde estaban los alumnos, hasta que una conserje me dijo que parecía que los habían enviado al Aula Magna. Siendo yo el responsable de impartir la clase, nadie me había avisado del cambio de aula, el tercero en tres semanas.
Tras llegar a la sala, poco acondicionada para impartir una clase, los alumnos protestaron en relación con lo que les pasaba y decidieron, por si mismos, realizar una protesta para que les dieran una solución definitiva. Fue por ello por lo que se decidió que ese día íbamos a dar la clase ante el despacho del Rector de la Universidad, para transmitirle el malestar de los alumnos. Así lo hicimos, por lo que nos trasladamos al Rectorado y comenzamos allí la clase. Nos interrumpió el inspector de Servicios, D. Antonio Sánchez Cañadas. Y se nos dijo que en el Aula Magna estaba el vicedecano correspondiente, D. Javier García González, que iba a informar sobre lo que pasaba. Los alumnos decidieron que nos trasladáramos al Aula Magna y así lo hicimos. Al llegar,
el vicedecano me pidió que me marchara de la clase, a lo que me negué, pues es un tema que me afecta también a mí, por lo que se marchó él sin dar mayor explicación, ante la extrañeza de los alumnos y la mía también.
Tras reanudar la clase, se presentaron el Decano, D. Manuel López, el Inspector de Servicios, D. Antonio Sánchez Cañadas, y el Vicedecano, D. Javier García González, interrumpiendo la misma. Primero me pidieron que me marchara; al negarme, me indicaron que me sentara entre los alumnos, pues aquello era una reunión informativa. Les pregunté que quién y con qué autoridad había decidido interrumpir la clase que tenía que impartir, sin que se me diera ninguna explicación y, en actitud amenazante, el Inspector de Servicios, D. Antonio Sánchez Cañadas, me impidió intervenir en el debate que se estableció entre el Decano y los alumnos, pese a que es un tema que me ha afectado y me afectaba. Y sin más, sin dejar que planteara yo cuestiones que creía oportunas en relación con el asunto como que por qué se nos había asignado inicialemente el aula C-9 si antes de que comenzaran las clases sabíamos (así lo había comprobado yo en la lista de clase) había más alumnos matriculados que asientos en clase, por qué se nos trasladó después de la clase C-9 a la I-12, donde sí cabíamos, para después volver a trasladarnos a la C-9, donde sabían que no cabíamos, y ahora trasladarnos al Aula Magna, que es un salón de conferencia que no está habilitado para clases, por qué se nos había asignado inicialmente, además sin avisarme del cambio, teniendo que investigar yo a la hora de clase para saber dónde estaban los alumnos.
SOLICITO:
Se investigue el tema, se soliciten explicaciones y se adopten las medidas oportunas para depurar responsabilidades por lo sucedido para que no vuelvan a producirse hechos similares
Almería, a 27 de octubre de 2011
Jorge Lirola Delgado

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