jueves, 26 de enero de 2012
La absolución de Camps
LAEDICION.NET.-: DANIELLA MONTENEGRO. @LaEdicin
20 de julio fue un día que Francisco Camps jamás olvidará. Cuando casi todos daban por hecho que el entonces presidente de la Generalitat Valenciana seguiría los pasos de Víctor Campos y Rafael Betoret y se declararía culpable de un delito de cohecho impropio en el llamado caso de los trajes para evitar ir a juicio, él decidió jugarse el todo o nada a la carta de su inocencia.
Dimitió como "sacrificio personal" después años de juicio mediático y apenas dos meses después de que los valencianos le respaldaran en las urnas con una -otra más- contundente mayoría absoluta. Entonces todo el PP alabó su decisión de centrarse en su defensa, de la misma forma que también todos los populares respiraron con alivio. Mariano Rajoy el primero, que veía así superado el único bache que le quedaba en su camino a La Moncloa.
Sin embargo, todas esas loas a Camps desaparecieron con los días, y durante el tiempo que ha durado el juicio el expresidente ha experimentado los sinsabores del poder, el abandono que sufre el que lo pierde. Apenas Rita Barberá -su apoyo más incondicional, junto con su familia-, el presidente del PP valenciano, Alfonso Rus, y la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, se han dejado ver estos días por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana para respaldarle.
Del actual Gobierno regional nadie, aunque su presidente, Alberto Fabra, fue el primero en proclamar que se había hecho justicia nada más conocerse la sentencia absolutoria de Camps y Ricardo Costa, quien fuera número dos del PPCV. Una vez conocido el veredicto comenzó una catarata de reacciones que el PP centralizó en su secretaria general, María Dolores de Cospedal.
Desde Toledo, ésta se alegró "enormemente" de la decisión del jurado. "En momentos como éste una se pregunta quién repone la honorabilidad y el buen nombre de dos ciudadanos españoles que se han visto sometidos desde hace mucho tiempo a juicios especiales, sumarísimos, paralelos y a ataques no conocidos antes en la democracia española y que no han podido utilizar como hubiera sido necesario ni su derecho a la defensa y con ellos no se ha utilizado la presunción de inocencia", señaló.
Desde el PPCV, su secretario general, Antonio Clemente, celebró el fin de este "largometraje de persecución política". "Ha sido un juicio que ha resultado desproporcionado en todos los sentidos: en lo económico, en lo mediático y en lo personal", señaló, y a renglón seguido exigió una disculpa a los socialistas valencianos por haber intentado "politizar la vida judicial y judicializar la vida política valenciana".
La absolución de Camps abre algunas incógnitas en el PPCV, la primera de ellas si el expresidente intentará recuperar el trono que le arrebató "la pena del telediario", un término que popularizó Soraya Sáenz de Santamaría la pasada legislatura. Hasta ahora él no ha emitido ninguna señal que haga pensar en esa dirección, y en el PP valenciano son mayoría los que creen que está tan desencantado que no lo hará.
Sea como fuere, el Congreso regional que el PPCV celebrará en abril y que debe refrendar la decisión que en su día tomó Rajoy de apostar por Fabra será el mejor termómetro para medir si el partido se encuentra unido o si la crucifixión y posterior resurrección de Francisco Camps ha dejado demasiadas heridas abiertas.
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