sábado, 24 de marzo de 2012
El timo, de las participaciones preferentes
Daniella Montenegro© -
Twitter@daniellamontene-
www.facebook.com/./Daniella-Montenegro/
daniellamontenegro.blogspot.com/
El truco está en el nombre; y es que es muy difícil resistirse a un producto denominado "preferente". Si tu entidad bancaria te ofrece un producto con semejante apellido es porque tú también eres un cliente especial. Así de simple: pura vanidad. No hay nada más efectivo. Te venden un producto "preferente" y la recomendación de leer la letra pequeña pasa a un segundo plano por la sencilla razón de que cuando uno adquiere un pura sangre no se pone a mirarle la dentadura como si uno fuera un simple tratante de ganado y el bicho un vulgar jamelgo. Si además, lo que promete el dueño de la noble bestia es una rentabilidad que triplica lo habitual, muy torpe hay que ser para no colocársela al primer incauto que entra por la puerta.
El problema no está tanto en los bancos que manejando en el mejor de los casos medias verdades, y en el peor, abusando descaradamente de la confianza de sus clientes, se han comportado como auténticos profesionales del tocomocho, cambiándoles a cientos de miles de personas que confiaban en ellos las estampitas de las participaciones preferentes por sus ahorros de toda la vida. El auténtico escándalo está en que ni la Comisión Nacional del Mercado de Valores, ni el Banco de España, ni en último caso, cualquier juez con dos dedos de vergüenza haya puesto freno a este desaguisado colectivo.
El escándalo aumenta además cuando te das cuenta de que la única manera de conseguir que el banco de marcha atrás en ese contrato infame que te ha suscrito es que venda tus preferentes a otro incauto que vuelve a confiar en su director de sucursal porque es el de toda la vida, el que te va a aconsejar bien, del que cómo no te vas a fiar.
No es este el único caso de truco bancario con alevosía. Hace días un amigo me contaba que a su abuela, que acaba de celebrar su noventa y tres cumpleaños, le habían convencido para comprar unos fondos de inversión a quince años. Y se pueden contar por cientos de miles los que se ven obligados a suscribir todo tipo de seguros y de planes de pensiones a cambio de un préstamo hipotecario, olvidando que los bancos no están por encima del bien y del mal, que como cualquier otra empresa están obligados a tener un comportamiento ético y que el hecho de ser quienes manejan el dinero no les da patente de corso para comportarse como vulgares chantajistas.
Y que conste que insisto en que lo peor de este comportamiento, más propio de la Cosa Nostra que de un servicio al ciudadano, no está tanto en la inanidad de unos reguladores preocupados de poner el cazo y poco más, como en el hecho, increíble pero cierto, de que hasta el momento, ningún director de sucursal bancaria, de estos que te sonríen con doble fila de dientes y ponen un empeño especial en atender personalmente al jubilado de turno, haya sido conducido por los fondillos del pantalón a un juzgado de guardia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario