LAEDICION.NET.-:/ Redacción.-Trajes negros, maquillaje para resaltar la palidez en el rostro y los labios pintados de color negro o rojo. Diversos complementos, peinados que se salen fuera de lo común y gestos imitando unos cuernos. Esta es la estética gótica y las características que envuelven este mundo, en el que la oscuridad es la máxima protagonista y para muchos es una forma de vivir. Y ese es, precisamente, el ambiente que se respira desde hace unos días en Benicàssim y alrededores.
Sin embargo, pese a esa sensación de frialdad, la única realidad es que los costeros han llegado a la primera edición del festival con muchas ganas de fiesta. Por encima de todo quieren pasárselo bien, disfrutar con la música y hacer nuevas amistades. ¿Qué hay de malo en ello? eH
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