miércoles, 13 de febrero de 2013

Las grandes empresas muestran su cara "social" en tiempos de crisis


LAEDICION.NET.-REDACCIÓN.- En tiempos de recortes en la educación, la sanidad, y con el desempleo en cotas históricas, las grandes empresas están lanzando programas sociales que, con incentivos económicos, tratan de reactivar la maltrecha economía española.
Muchos de los programas están germinando en las empresas del IBEX -las de mayor capitalización de la bolsa española- pero también otras que viven ajenas al mercado, pero no a la dura realidad social de la crisis.
Uno de los filántropos que han surgido en las ultimas semanas es Juan Roig, el presidente de Mercadona, que ha decidido invertir tres millones al año en fomentar la creación de nuevas empresas y la aparición de nuevos talentos especialmente en la Comunidad Valenciana, una de las regiones más golpeadas por la recesión.
"Lanzadera", como se denomina esta aceleradora de 'start up', quiere financiar hasta 200.000 euros en cada uno de los quince proyectos que apadrine, a los que además acompañará con formación y acogerá en unas instalaciones de 1.100 metros cuadrados cerca de los campus universitarios.
Frente a esta novedosa iniciativa hay otras más consolidadas, como Momentum Project, que nació de la mano del BBVA y de ESADE hace dos años y que trata de ayudar a proyectos empresariales que ya están en marcha, y que tienen un fuerte componente social.
"Hay empresas que no buscan solo una rentabilidad pura y dura, sino que buscan también un beneficio social. Y es a estos proyectos a los que tratamos de ayudar con formación, con financiación, y también dándoles visibilidad", explica a EFE Lidia del Pozo, directora de Acción Social y Patrocinios Institucionales del BBVA.
El primer año, Momentum Project invirtió 2,6 millones de euros en los proyectos, y el segundo año - en el que se presentaron proyectos de menor cuantía - 1,6 millones.
"No es una subvención a fondo perdido, es un préstamo, aunque con un coste muy bajo", explica la responsable de Momentum Project, una iniciativa que suele favorecer a empresas que contratan a personas con discapacidades, pero también a aquellas con un perfil medioambiental o educacional.
El éxito de estas iniciativas ha llevado al BBVA a extender el programa a México, y próximamente a Perú.
Otras entidades apuestan por la internacionalización de las start-ups. Es el caso de Banesto, que a través de su fundación ha puesto en marcha Spain Tech Center, un centro para acoger a emprendedores españoles en pleno Silicon Valley californiano, sede mundial del desarrollo tecnológico.
Esta plataforma proporciona asesoramiento personalizado a las pymes para desarrollar su plan de negocio y les ofrece acceso preferente a servicios especializados (jurídicos, comerciales, fiscales) para su lanzamiento al mercado norteamericano.
Telefónica, por su parte, abrió en 2011 Wayra, un vivero de empresas de base tecnológica que selecciona proyectos empresariales a los que proporciona infraestructura tecnológica y apoyo financiero durante seis meses para que echen a andar.
Hasta ahora ha servido de impulso a treinta emprendedores, en cuyos proyectos tienen además una participación financiera, aunque las solicitudes son mucho más numerosas de lo que el vivero puede abarcar: en la última convocatoria se presentaron 3.444 proyectos.
La fundación de la empresa de telecomunicaciones cuenta además con Taletum, un programa de practicas profesionales y primer empleo y "Think Big", una iniciativa para potenciar el emprendimiento entre los más jóvenes.
Por su parte, la compañía tecnológica Indra ha lanzado el concurso Piensa en Innovar, que premia proyectos de I+D con el diseño de un plan de negocio elaborado por los profesionales de la empresa, para que la idea eche a andar.
En la misma línea trabaja el Fondo Emprendedores de la Fundación Repsol, cuyo propósito es servir de lanzadera para proyectos tecnológicos a través de su incubadora de empresas.
Los seleccionados en cada convocatoria reciben ayuda económica, de hasta 12.000 euros al mes y asesoramiento legal y tecnológico durante el periodo de incubación, que dura un máximo de dos años.
El objetivo de este programa, que ya va por su segunda edición, es consolidar las empresas, adecuarlas al mercado y hacerlas atractivas para la entrada de capital externo.

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