La cantaora granadina, hija del desaparecido Enrique Morente, dio a conocer los temas de su último disco ‘Autorretrato’
LAEDICION.NET Si de casta le viene al galgo, de sangre le viene al
flamenco. O al menos eso dicen. La cantaora granadina Estrella Morente enamoró
ayer en el Auditorio Municipal Maestro Padilla a un patio de butacas lleno y
entregado que vibró con cada una de sus canciones.
A las nueve de la noche dio comienzo un recital que la
intérprete comenzó entre el público, apareciendo como de la nada para empezar a
subir lentamente las escaleras, vestida de riguroso negro únicamente roto por
unos bordados en clave de sol que adornaban su manto.
Con el telón aún abajo dio las buenas noches a los que
habían decidido pasar disfrutando de su música la tarde del sábado recordando
lo importante que para ella es Almería debido a la cantidad de buenos amigos
con los que contaba su padre en esta tierra. Muchos de ellos, como Tomatito, o
la familia Segura no quisieron dejarla sola en esa noche tan especial y ocuparon
sus localidades en las primeras filas para ovacionar a la granadina.
Y aún sin subir el telón, apretando los puños y
mirando al cielo, empezó a cantar un tema que dedicó a su padre, a capela, sin
música. Posteriormente, ya con el telón arriba y una excepcional banda
acompañándola comenzó el recital.
Primera ovación de la noche. Sin decir palabra, fue
hilando canciones con un recuerdo especial a su tierra entonando aquello de “Granada del alma mía, si tú quisieras…”
una de las Habaneras que ya cantara en su día el cantautor, también granadino,
Carlos Cano.
Mientras que cambiaba el negro por el traje de flecos
blanco, dos de los miembros de su banda interpretaron un rítmico solo de cajón
que fue aplaudido por aquellos que asistieron anoche a este magnífico
espectáculo de luces y ritmos. Como heredera del estilo particular que marcara
su padre, al que los estudiosos definen como uno de los innovadores del
flamenco, Estrella Morente mezcló la canción popular española con ritmos
latinos, y salió a escena con un mantón azul que le dio vuelo durante buena
parte del espectáculo.
De este modo, empezó una de sus coplas más
enternecedoras, dedicada a Lola Flores, en medio de cuya letra intercaló algún
que otro verso del fallecido Antonio Flores, a quien quiso también homenajear.
Su abuela Rosario, que no quiso perder la oportunidad
de estar con ella durante el concierto, fue destinataria de una de las
canciones y tras interpretarla la granadina cogió aire para contar al
respetable que “hemos estado en la boda
de la hija de nuestro querido tío Tomate, tenemos aquí gente que nos quiere
mucho, tenemos amigos y personas que son muy importantes para mí, lo mismo que
fueron para mi padre. Por eso y por muchas cosas más es por lo que siempre me
he confesado una enamorada de Almería, de las cosas que tiene esta tierra, que
es preciosa”. Como fin de fiestas, su sorpresa mejor guardada. Junto a ella
en el escenario sus hijos, que no dejaron de bailar y dar palmas pese a su
corta edad. La madre, orgullosa, les animaba a que siguieran el ritmo y las
bailaoras que desde hace tiempo estaban acompañándola sobre las tablas
dedicaron al público unos bailes individualizados.
Un concierto inolvidable, en el que Estrella jugó con
los ritmos, con los sonidos que le han dado ese sello tan particular que
imprime el corazón Morente.
Al despedirse, lo hizo igual que cuando entró. Bajando
del escenario y paseando entre las butacas, todo ello con vítores de ¡Guapa! Y
¡Artista! Brindados por sus admiradores, entregados.
Estrella Morente prometió volver, y tras lo visto
anoche en el Auditorio Municipal Maestro Padilla, los almerienses esperan que
no tarde mucho en cumplir lo dicho.
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