sábado, 6 de julio de 2013

Las claves genéticas



LAEDICION.NET.-Redacción Identifican marcadores genéticos del cáncer infantil de huesos que, hipotéticamente, podrían llevar a un cribado de la enfermedad "El hecho de que sea uno de los tumores más frecuentes en niños no quiere decir ni mucho menos que sea una enfermedad frecuente", aclara nada más empezar a hablar Ana Patiño, directora del Laboratorio de Pediatría de la Clínica Universitaria de Navarra (CUN). Patiño es la principal participante española de un estudio publicado en Nature Genetics, una de las revistas científicas más importantes en el campo de la genética. No es el primer trabajo de importancia que firma ya que, hace apenas unos meses, publicó otro de características similares.

En ambos, los investigadores del hospital navarro, un centro privado con bastante experiencia en tumores óseos infantiles, identificaban marcadores genéticos del osteosarcoma y del sarcoma de Ewing, "lo normal es que veamos alrededor de 15 casos de osteosarcoma al año", apunta Patiño que explica que, en un hospital pequeño, lo habitual es ver uno cada dos años. En España, se calcula que habrá un centenar cada año. El recibir a tantos pacientes les ha permitido aportar muestras de 93 afectados por osteosarcoma, un tumor óseo que se presenta sobre todo en preadolescentes y jóvenes (hasta los 30 años).

Aunque Patiño reconoce que estos tumores tienen un pronóstico bueno, es realista en cuanto a las limitaciones que supone. Aunque la curación oscila entre el 70% y el 75% "sigue habiendo alrededor de un 30% de pacientes que no lo consiguen, sobre todo los que hacen metástasis", subraya. Las metástasis, esas que suponen la diferencia entre vivir o morir, suelen presentarse en otro hueso o en el pulmón.

Cuando aparecen, insiste la especialista, "es cuando hay que emplear toda la artillería" y es ahí donde se nota la experiencia de cada centro. "Los oncólogos que más ven son los que más curan", apunta Patiño, que recomienda acudir siempre a un gran hospital en el que se reciban muchos casos.

Los marcadores identificados por los autores del estudio, liderado por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, son des susceptibilidad. Así, una vez confirmados los resultados en nuevos estudios, se trataría de tener una prueba de cribado, algo que se pudiera aplicar a la población susceptible de padecer el tumor. Aunque Patiño reconoce que "el interés de este tipo de pruebas es mayor cuanto mayor es la incidencia de la enfermedad", apunta a que "no se pueden dejar de lado" cánceres que, no por menos frecuentes, siguen siendo dramáticos para quiénes los padecen y sus familias. Pero, además, existe un perfil de personas con más riesgo de estos tumores que, por ejemplo, se dan más en varones que en hembras, más en los que son más altos y en los que cumplen ciertos criterios ponderales.

El equipo de Patiño, aún avanzando en este campo, está también interesado en otro tipo de marcadores, ya instaurados en otras enfermedades tumorales. Se trata de los marcadores de respuesta, aquellos que permiten saber si un paciente va a responder o no a un tratamiento determinado. También buscan marcadores de toxicidad y de probabilidad de metastatizar.

El escenario ideal, al que este estudio contribuye, es que con un análisis de sangre o genético de la biopsia del tumor, no solo se pueda saber si éste es agresivo y tiene más posibilidades de hacer metástasis, sino también frente a qué quimioterapia reaccionará mejor y qué órganos resultarán dañados en el proceso, por toxicidad de los medicamentos.

Porque Patiño tiene claro que un 70% nunca es suficiente. "Mientras que en otros tumores hemos registrado avances espectaculares en los últimos años, en éste aplicamos protocolos bastante parecidos a los desarrollados a mediados de la década de los 80".

Por esta razón, aspiran a "subir la cota de tratamientos exitosos" y ensayan decenas de técnicas nuevas, desde moléculas innovadoras que se prueban primero en ratones o in vitro -como cualquier fármaco- hasta fármacos ya existentes que se encapsulan en nanopartículas para mejorar su eficacia.

Desgraciadamente, la experta apunta el hecho de que el principal síntoma sea un dolor en el hueso y se de en niños que casi siempre practican deporte, hace que muchas veces se retrase el diagnóstico "hasta que alguien decide hacer una biopsia".

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