Una vejiga que reclama constantemente la atención del 'locus coeruleus' en el cerebro termina puede terminar provocando trastornos de ansiedad o del sueño, entre otros
La necesidad frecuente de orinar puede tener complicaciones neurológicas, según un estudio en ratones realizado en EE.UU. por científicos de
Si el efecto es similar en los seres humanos, eso explicaría parcialmente los problemas de sueño, la escasa concentración y la confusión que sufren personas de edad avanzada que deben realizar varias visitas al baño cada noche.
"Si tiene una vejiga que funciona de forma excesiva, eso podría tener consecuencias neurobiológicas", señaló Rita Valentino, neuróloga del Hospital Infantil de Filadelfia en un informe sobre su investigación divulgado hoy por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
La necesidad de orinar frecuentemente es provocada por una obstrucción parcial de la uretra, especialmente en hombres con la próstata inflamada.
Valentino y un equipo de urólogos trasladaron ese problema a un grupo de ratones y, al mismo tiempo, analizaron su funcionamiento cerebral descubriendo una activación de la zona llamada locus coeruleus que controla la concentración en mamíferos superiores.
Demasiado trabajo
El locus coeruleus entra en funcionamiento cuando la vejiga está llena y ayuda a que el animal se desentienda de otras actividades y centre su atención en vaciarla.
Pero cuando esa zona del cerebro trabaja de manera excesiva y desordenada activa otro sector que controla las funciones superiores, indicaron los científicos.
En las personas, esa sobre-actividad probablemente cause trastornos de ansiedad, alteraciones del sueño y otros problemas de comportamiento, agregaron.
Según los científicos, éste es el primer estudio que demuestra que los trastornos de la vejiga tienen un efecto directo sobre la función cerebral.
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