domingo, 17 de agosto de 2008

El alcalde presenta la escultura que inmortalizará a Julio Gómez “Relampaguito” ante la Plaza de Toros

Homenaje del Ayuntamiento y el mundo taurino almeriense al histórico matador

El alcalde, Luis Rogelio Rodríguez Comendador, ha presentado la escultura con la que el Ayuntamiento rinde un tributo de reconocimiento a la figura del matador de toros almeriense Julio Gómez Cañete, “Relampaguito”, nacido en Almería en 1884. La escultura, que es obra del artista rumano Ioan Septimiu Jugrestan, ocupa desde esta mañana un lugar de privilegio junto a la Puerta Grande de la Plaza de Toros de Almería, lugar escogido por el área de Cultura y los diferentes colectivos de aficionados taurinos almerienses para inmortalizar el recuerdo del más afamado diestro almeriense. Numerosos aficionados han acompañado al alcalde y buena parte de los concejales de la Corporación Municipal en el acto de presentación de la estatua, en el que ha tomado parte la Banda Municipal interpretando dos pasodobles en honor del torero.

Recuerdo

En su intervención, Rodríguez Comendador ha destacado que “la memoria de Relampaguito tendrá no sólo un lugar en la memoria y el respeto de los entendidos, sino que además, contará con un testimonio físico de la admiración de todos cuantos le admiraron como torero y le conocieron como persona.”

El alcalde ha recordado que Relampaguito fue algo más que un torero popular y querido en su tierra. Torero de grandes carteles, trabajó incesantemente en diferentes plazas españolas a lo largo de su vida y llegó a tener en Almería su propio club taurino. “Y todo ello, -ha señalado el alcalde- en una época en la que no existía un universo mediático multiplicador de famas y méritos sobre el albero.”

Rodríguez Comendador ha finalizado su intervención con los versos que el poeta gaditano, Francisco Montero Galvache, escribió en los primeros años del siglo pasado, como homenaje al torero almeriense:

Terciada fue su estatura morena,

pero tenía la alcazaba de Almería de pie sobre su bravura.

Tan fulgurante la hondura asombró en su estocada,

que su acero, fue plomada de matador infinito.

Solo fue Relampaguito, siendo tormenta su espada.

No hay comentarios: