jueves, 28 de agosto de 2008

Pepín Liria y José Tomás cortaron sendas orejas a un desigual encierro de Torrealta

Pepín Liria y José Tomás cortaron sendas orejas a un desigual encierro de Torrealta


almería- Dicen que José Tomás después de Madrid es otro torero. En el ruedo no sé, pero en las taquillas no hay cambio alguno. Hace ya muchos días que el papel se agotó en Almería y hacerse con una entrada no era posible ni recurriendo a influencias. Lleno de no hay billetes pues, la expectación propia de acontecimientos únicos. Además, se despedía de este coso Pepín Liria, torero muy apreciado por la afición almeriense.
El diestro de Cehegin realizó, al primero de la tarde, un trasteo intermitente, donde juntó algunos naturales de buen trazo y dibujo. Hubo otras series irregulares. A la muerte del astado de Torrealta, que tuvo un buen pitón izquierdo, quedó la sensación de que Liria estuvo por debajo de las condiciones de su oponente.
Un atisbo
En cuarto lugar salió un toro, que tuvo un excelente pitón derecho, lo que Liria aprovechó para realizar buenas tandas con la diestra, muy aplaudidas, sin embargo, al conjunto de la faena le faltó profundidad y el toreo al natural, se quedó en atisbo. De nuevo dio la impresión de que el toro estuvo por encima, lo que no desmereció en absoluto el mérito del trofeo.
El segundo del festejo fue protestado por su mansedumbre en el tercio de varas. El público pidió su devolución, pero el presidente no atendió a la petición. José Tomás poco pudo hacer pues el negro bragado de Torrealta mostró su falta de raza, lo que fue obstáculo insalvable para estructurar faena alguna.
José Tomás toreó muy ajustado con el capote al quinto. En el último tercio estructuró el espada madrileño una faena en la que hubo ligazón, expresión y temple en las series sobre ambas manos. Pero la tendencia del astado a la querencia fue motivo de peso para que el trasteo no tuviera cohesión y unidad. De cualquier modo, dio a los aficionados una muestra de la concepción que el de Galapagar tiene sobre el toreo. El fallo con el descabello también fue otro problema que enfrió la respuesta del público a la hora de pedir el segundo trofeo, que no hubiera merecido la faena por lo ya señalado.
Torres Jerez salió a por todas, era para él una tarde de gran responsabilidad por su falta de contratos y por su presencia en un cartel de tanta trascendencia mediática por la presencia de José Tomás. El torero de la tierra lanceó con brillantez a la verónica, siendo muy aplaudido. Con la muleta, comenzó su labor de rodillas, para proseguir en los medios con series sobre ambas manos. Destacaron algunos naturales, pero la deslucida embestida de su enemigo dificultó el logro de objetivos relevantes. Todo quedó en buenas intenciones.
Torres Jerez toreó, al sexto, muy voluntarioso con el capote. Con la muleta las intenciones primeras fueron buenas pero pronto surgieron dudas para resolver los problemas de una embestida no siempre clara.

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