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- Cambios en su forma de tratarnos en la medida en que nuestro éxito es mayor.
- Intentos solapados o evidentes de destruir nuestra reputación.
- Aumento de la tendencia a criticarnos y buscarnos defectos.
- Aumento en formas de comunicación viciadas como la ironía o el sarcasmo.
- Intentos de bloquear nuestros logros.
- Coalición o unión con otros envidiosos.
- Evidencias de malestar ante nuestros éxitos.
- Ocasionales muestras de indiferencia y negación a celebrar nuestros logros. Aunque no lo parezca la envidia tiene un lado positivo. Convertida en admiración por el otro, o por natural competitividad humana, puede estimularnos a imitar aquello que anhelamos y que destaca en aquellos a quienes envidiamos. Experimentada así, puede llegar a ser un positivo detonante de logros y agente causal de superación. Sin embargo, fuera de esa excepción, representa una negación de la empatía y sus consecuencias son invariablemente dañinas. No por nada ha sido catalogada como uno de los "pecados capitales".
¿Qué puedo hacer ante los que me envidian?
- Sepa que la envidia nace del miedo y que es un sentimiento frecuente y natural.
- Evite contar sus planes para evitar los sabotajes externos.
- No grite a otros sus logros y si lo hace evite actuar con arrogancia.
- Halague lo positivo que vea en los envidiosos para que reconozcan su propio poder.
¿Qué hacer cuando el envidioso soy yo?
- Céntrese en su propia vida, acepte y agradezca lo que es y lo que tiene.
- Evite compararse con los demás.
- Haga planes de largo plazo, organícese a su tiempo cosechará lo sembrado.
- Acepte que no todos tenemos el mismo talento ni el mismo destino.
En conclusión, la envidia es un estado limitador surgido de la baja autoestima, que se basa en una comparación negativa con otros cuyos logros consideramos injustos y amenazantes para nosotros. Superarla implica desarrollar autoconfianza, centrarnos en nuestra vida más que en la de otros, compararse con uno mismo y no con los demás, aprender a controlar la reactividad destructiva, ponernos en el lugar de la persona envidiada y priorizar ante todo el valor de las buenas relaciones.
Si desea usted vivir una vida alegre, armónica y productiva, es necesario que se vacune contra el virus de la envidia.
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