Por Salvador Ruiz.
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En un diario local apareció el día 5 de marzo de 2009 un artículo relativo al texto de este trabajo y la verdad es que se queda uno patidifuso pensando en el inmenso odio que se puede albergar en algunos ciudadanos, que rebasa el límite de la más brutal exageración.
“Cuando los ricos” pongan sus barbas a remojar, Sr. Madrid, en prevención de lo que les pueda pasar en el futuro, los que vivimos gracias a esos ricos, no vamos a tener ni agua para poner nuestras barbas en remojo.
Casi todos los ricos de España -los que crean puestos de trabajo-, los que yo conozco y tengo ya 80 años, eran “pobres remataos”; pero eran inteligentes, tenían vocación e inquietudes, y siendo todavía jóvenes pedían un pequeño crédito a los bancos y montaban “su empresa “siendo ellos el único trabajador que la integraba.
Después, con el tiempo, las muchas horas de trabajo, el sacrificio, los desvelos, etc., les iba aumentando la faena, creaban un puesto de trabajo, después otro y así sucesivamente, si conseguían mantenerse, hasta dar trabajo a miles de ciudadanos.
En España, la mayoría de las Pimes, Autónomos, etc. se crearon a bases de los datos que acabo de dar. Creo que España y los españoles debemos tener un reconocimiento hacia estos hombres.
Pero estos empresarios, Sr. Madrid, no ponen precio al “kilo de obrero”; quienes ponen el precio son los gobiernos, que son los que confeccionan las tablas salariales.
Cuando vd. Habla de “ricos” quizás se refiera a esos pocos que heredaron bienes de sus padres. Ellos no saben hacer trabajo alguno porque todo les fue dado, y cuando consumen esa dote pasan a engrosar la lista de los pobres.
Vd. Piensa que las indemnizaciones por despido deberían ser más altas, pues bien, puede ser una idea, pero los topes más altos pueden originar el cierre de algunas empresas y la no creación de otras, pues muchas de ellas no disponen de fondos para afrontar esos pagos.
En todo caso, el despido tendría que estar prohibido, pero el Gobierno tendría que estar pendiente de la marcha de la empresa, ayudarle en caso de dificultades para que no se produjera el cierre. Sobre todo, los gobiernos deben propiciar la creación de puestos de trabajo, no públicos (parasitarios) sino productivos, que creen plusvalías.
Tendría mucha lógica rebajar las cuotas de la Seguridad Social de los trabajadores y de las empresas y con el importe de la diferencia abrir una cuenta a cada ciudadano, rentabilizando sus aportaciones para, en caso de necesidad, teniendo que afrontar, por ejemplo, un cierre puntual de una empresa “tener donde echar mano” o bien acumularlo para la jubilación.
De todas formas, la Seguridad Sociales España en una fiera de siete cabezas engullendo dinero. Una modificación total del sistema daría juego para otras muchas necesidades.
También acusa vd. a los bancos, como si ellos contribuyeran a rebajar el precio del kilo de carne de obrero; gracias a la Banca, los ciudadanos que ahorran algo, tienen donde colocarlo y conseguir unas plusvalías. Con ese dinero los bancos crean, además, empresas para aumentar el número de puestos de trabajo y prestan dinero para que los ciudadanos podamos comprarnos una vivienda.
Manuel, el precio del kilo de carne de obrero en España todavía es aceptable; otra cosa es que el gobierno siga empeorando la situación laboral y haya que rebajar ese precio.
En cuanto a ese fatídico precio a que nos venimos refiriendo, cuando vd. Habla de él, creo que esta pensando más en Cuba y los países adyacentes que están emergiendo alrededor de la Isla que en España, pues allí sí es verdad que el precio de ese material está por los suelos.
En cuanto a lo que dice vd del PP, que ni dicen ni hacen nada, cuando ellos gobiernan es cuando más empleo se crea; Calvo Sotelo dejó a Felipe González el paro en 1.900.000 desempleados, paro propiciado naturalmente por comunistas y socialistas. El Sr. González se lo dejó a José María Aznar en 3.500.000 parados.
El Sr. Aznar se lo dejó a José Luís Rodríguez Zapatero en 1.800.000;
El Sr. Zapatero lo tiene en estos momentos en cerca de los 4.000.000 y con perspectivas de seguir bajando.
Vd. Sr. Madrid, perdóneme, me parece que vive en otro mundo, como si hubiera “bajado” de Marte; vd. No sabe nada de trabajo, de empresas, del mundo laboral, de la Banca, nada de nada.
¿Por qué encierra tanto odio Sr. Madrid?
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