miércoles, 7 de octubre de 2009

Roquetas galopa en un paseo de caballos y carruajes por las fiestas del Rosario

Las calles del municipio abandonaron el siglo XXI para volver a tiempos pasados • Un centenar de caballistas se dieron cita en el estadio Los Bajos para comenzar desde allí un festivo itinerario
• LAEDICION.NET.-REDACCIÓN.-En una soleada mañana de domingo las calles de Roquetas de Mar abandonaron el siglo XXI para volver a tiempos pasados, cuando los caballos y los carruajes eran los únicos medios de transporte. Con motivo de las fiestas de la Virgen del Rosario se celebró la segunda edición del Paseo de Caballos y Carruajes, bajo la organización del ayuntamiento. Un centenar de caballistas se dieron cita en el estadio Los Bajos para comenzar desde allí un festivo itinerario que les llevaría a jinetes, enganches, mulos, yeguas y caballos hasta la puerta de la parroquia de El Rosario, donde se celebró una misa y una niña entregaba un ramo de flores a la Virgen antes de comenzar camino hasta El Puerto. La engalanada comitiva acabó, como no podía ser menos, en la Plaza de Toros, donde se invitó a un almuerzo a los asistentes.

El cartel anunciador de la cita afirmaba que era "obligatorio ir vestido de gala", por lo que cientos de personas acudieron vestidos de trajes goyescos, flamencos y típicamente andaluces, luciendo sus mejores prendas. Bajo un sol radiante carruajes y caballos recorrieron el asfalto de las calles en las que se había cortado el tráfico rodado para evitar situaciones de peligro con los automovilistas. El paseo estuvo organizado por Juan Antonio López Cebrián, conocido entre los jinetes como 'El músico', quien llevó a lomos de su montura a María, una niña de ocho años encargada de entregar a la Virgen del Rosario el ramo en la ofrenda floral. Esta iniciativa se celebró por primera vez el año pasado, si bien entonces fueron más numerosos los carruajes que asistieron a la cita. Llegaron monturas de varios lugares del Poniente.

Por ejemplo, desde el mismo Roquetas asistió Francisco López Morilla, con un carruaje conocido como faetón ecijano tirado por dos mulos, 'Palomo' y 'Campeón'. El coche, elaborado con madera "sería el único de los que hay aquí que cumple todos los requisitos para poder entrar en La Maestranza de Sevilla", afirmaba orgulloso su propietario. El carruaje fue construido por un ingeniero aeronáutico alemán en la década de 1990. Desde Vícar acudió Manuel Martínez, del centro hípico Cortijo Blanco, acompañado de siete de sus jóvenes pupilos. Esta escuela es ya veterana en la preparación de jinetes y tiene previsto realizar el próximo mes de diciembre un concurso de saltos. Cuenta con más de un centenar de alumnos y participa tanto en ligas provinciales, como en saltos o 'raids', entre otros eventos hípicos. Otros de los asistentes provenían de El Solanillo, portando un tipo de carruaje llamado maratón. Iba tirado por dos caballos de pura raza holandesa, Platano y Frisón, ambos de cinco años. Junto a ellos, una pequeña niña vestida de fiesta y dueña de una precioso ejemplar. Muy cerca, un joven jinete de color, que ya era como uno más para los amigos de los caballos en La Mojonera.

Precisamente desde este municipio participó en la fiesta un tipo de carruaje denominado sociable, propiedad desde hace cinco años de Francisco Montoya Marín y su mujer Loli Campo. Iba tirado por Pucherito, un caballo hispano árabe de cuatro años, y por Brillante, un cruzado portugués, ambos engalanados con los típicos arreos andaluces. En su finca de La Mojonera la familia tiene varios caballos de enganche, una actividad que viven con pasión acudiendo a tradicionalmente a varios festejos, como las corridas goyescas.

Pese a estas magníficas imágenes no todo es oro lo que reluce en el mundo del caballo. Varios asistentes afirmaban que este año la participación había descendido por pequeñas rencillas y envidias entre las familias: aquello de "si va este yo no voy".

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