viernes, 16 de julio de 2010

El cobrador del frac llama a la puerta de Ambiciones

LAEDICION.NET.-D.M.-ALMERÍA.- Otra vez Humberto Janeiro ha vuelto a salir escaldado de su aventura televisiva. Y es que le falta fusta y fuelle. No vence ni convence porque no remata. Promete pero no cumple. En fin, despropósito tras despropósito.
Un moroso llamado don Humber
Visto lo visto, muchos se preguntan porqué el patriarca de los Janeiro continúa paseando su palmito por los platós. La respuesta es simple: está arruinado. De ahí que acepte cualquier oferta. Los suyos no están de acuerdo, pero él va por libre.
Al hecho de no tener un duro, don Humber une problemas de morosidad. Dicen que en Ambiciones y aledaños se ha visto al cobrador del frac. El asunto tiene su miga, porque el caballero ha cambiado el frac por un traje de torero. En su mano porta un maletín negro donde puede leerse: “Recobro de morosos”.
De lo que fuimos y lo que somos
La vestimenta de este cobrador ha dado lugar a más de un malentendido. No hace demasiado, alguien se encontró con el caballero muy cerca de Ambiciones y le preguntó: “¿Pero usted qué hace aquí. Acaso viene a un tentadero?”. El hombre, muy serio, respondió: “No, para nada, vengo a cobrar un dinero que Humberto Janeiro (padre) adeuda”. Y siguió su camino sin querer dar más explicaciones sobre las personas o empresas que le han contratado para dar caza al tigre.
Casi nada queda ya del Humberto Janeiro hacedor del mito de Jesulín. De ser un hombre volcado en su familia y en la tarea de encumbrar a su vástago, el tigre hoy está más solo que la una. Los suyos huyen de él y tan sólo le visitan cuando está en el hospital. A excepción de su hija Carmen, siempre presta a acompañarle al médico.
Hacienda nos pisa los talones
Si hay un nombre que saque de sus casillas a don Humber es el de Manuel Morillas, ex apoderado de Jesulín. El tigre no quiere que se lo mencionen. Sin embargo, se equivoca, pues con su silencio alimenta una leyenda con sabor a pluma muy del gusto de los taurinos.
Una de las grandes damnificadas del patriarca es Camila Naranjo. La pobre mujer lidia estos días con unos requerimientos de Hacienda. Nada nuevo bajo el sol. Tan sólo que el Fisco quiere saber el porqué ciertos caudales se cobraron a través de empresas que están siendo investigadas.
Lo cierto es que Camila ha sido una mujer entregada a Humberto. Le prometió que se casaría con ella y la cambió por Angelita. La Naranjo no sólo ha sido novia, también enfermera, manicura, cocinera, chófer... y paño de lágrimas. No se merecía que la trataran así. Su hijo lo sabe. Es por eso que se la tiene jurada al playboy de Ambiciones.

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