miércoles, 14 de julio de 2010

El empresario Javier Merino paga 5 millones de euros para no ir a prisión

El marido de Mar Flores está imputado en el Juzgado nº 46 de Madrid por abuso de información privilegiada




El Banco portugués Espírito Santo le da el aval para asumir la responsabilidad en el caso de la supuesta venta fraudulenta de acciones de la cadena Occidental Hoteles

Los problemas del hotelero con la Justicia se acrecientan


LAEDICION.NET.-D.M.-ALMERÍA.- El empresario de hostelería Francisco Javier Merino de la Cuesta ha tenido que pagar cerca de cinco millones de euros ante el Juzgado de Instrucción nº 46 de Madrid para asumir la responsabilidad derivada de estar imputado en un delito de abuso de información privilegiada en la venta de unas acciones de Cartera Hotelera que le supuso un benefició ilícito de 1.564.603 euros, según la denuncia de la Fiscalía Anticorrupción, que estima que el beneficio obtenido superó ampliamente la cuantía mínima tipificada en el artículo 285 del Código Penal, que contempla penas de prisión de uno a cuatro años y una multa del triple de lo obtenido.

Lo consiguió tras vender su participación en Occidental Hoteles por un precio de 4,94 euros por acción. La operación se ejecutó en la Bolsa de Madrid a través de la sociedad Sea Management, domiciliada en Luxemburgo. Merino ha conseguido este millonario aval gracias a sus contactos en el Banco portugués Espírito Santo, el mismo que publicita a Cristiano Ronaldo.

Hacienda y la Operación Astapa
Pero a su vez, Francisco Javier Merino también está imputado en otro presunto delito de cohecho en la trama de corrupción municipal de Estepona (Málaga), denominada Operación Astapa. El marido de Mar Flores tiene intereses urbanísticos en esta ciudad, en zonas conocidas como La Dalena, Loma Redonda y Las Canteras.
También el millonario marido de la modelo Mar Flores tiene serios problemas con Hacienda. La Fiscalía de Delitos Económicos de Madrid le atribuyó dos delitos fiscales -castigados con penas de cárcel-, relativos a los ejercicios de 2000 y 2001. Hacienda le reclama 120.000 euros ya que no pagó sus impuestos correspondientes. Según la AEAT, Merino debía pagar sus impuestos en España porque “es en este país donde se desarrolla su entorno familiar, radican sus principales empresas y donde obtiene el grueso de sus ingresos”.
Resulta que por aquellos años Merino se hizo residente en Cascais (Portugal), y arguyó que pagaba allí sus impuestos. Según Hacienda, la vivienda lusa sólo registraba consumos en el mes de agosto. La investigación tributaria indicaba, además, que en Portugal sólo había declarado unos 40.000 euros (siempre en lo que respecta a los citados años).
Un patrimonio superior a los 40 millones de euros
La Agencia Tributaria calcula a Merino un patrimonio superior a 40 millones de euros, con yate incluido, bautizado como “Fortuny”, en referencia al nombre de la discoteca estrella que el hostelero posee en Madrid. Se trata de un velero dorado y con todos los avances tecnológicos, uno de los barcos más vistos por las costas de Baleares, que hoy está en venta. El precio del barco ronda los seis millones de euros.
Los investigadores le localizaron cinco cuentas bancarias como titular y otras 26 como autorizado. Además, tenía participaciones en 20 sociedades y usaba o disponía de al menos 11 inmuebles, entre ellos, el complejo Copablanca de Benidorm. Según Hacienda, tras casarse con Mar Flores, Merino fijó su residencia en Madrid. “Además, usa o dispone de casas en las calles Hilarión Eslava (Madrid), Pirineos y Santander”.
Mar Flores, una de las mujeres de nuestro país sobre las que más ríos de tinta se han vertido, se casó en octubre de 2004 en el Cortijo de la Reina (Málaga), con Javier Merino, con el que tiene dos hijos, Mauro y Beltrán, y con el que ya en 1995 vivió un primer affaire amoroso. Mar había obtenido a mediados del 2001 el divorcio y la nulidad por parte del Tribunal Eclesiástico del italiano Carlo Constanza. Durante un tiempo, Mar fue acusada por su ex marido de infidelidad y de tener contactos con miembros de las altas esferas.
Todos los problemas judiciales en España que acechan a Merino hicieron que hace más de un año fijará su residencia en Punta Cana, en la República Dominicana, donde tiene importantes negocios de hostelería, cuyo buque insignia es la empresa Dibocca. En 2009, Merino vendió una veintena de sus franquicias al empresario Pedro Ballvé, dueño de la cadena Telepizza.

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