jueves, 15 de julio de 2010
Los andalucistas de Almería piden apoyo para que los moriscos andalusíes reciban el Príncipe de Asturias.
Presentarán mociones en los ayuntamientos de la provincia
LAEDICION.NET.-D.M.-Almería.- El Partido Andalucista en Almería va a presentar mociones en los ayuntamientos para que éstos apoyen la candidatura de los moriscos andalusíes como Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Esta iniciativa, según explica el secretario provincial de los andalucistas, Pedro Ruiz, no partió inicialmente del PA "pero nos hemos unido a ella porque estamos convencidos de la justicia histórica que supone ese reconocimiento".
Ruiz recuerda que, recientemente, se puso en marcha en España y, singularmente, en Andalucía, un movimiento cívico que ha impulsado la candidatura al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2010 para los descendientes de moriscos-andalusíes.
En ese sentido apunta que "este movimiento nace desde la independencia y la pluralidad. La iniciativa, encabezada por el escritor franco-libanés Amin Maalouf, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2010, reúne a prestigiosos hispanistas, catedráticos, investigadores y especialistas de universidades y centros de investigación de todo el mundo. Igualmente se han adherido un elenco de artistas, intelectuales y componentes del movimiento asociativo y cultural". Así, para el nacionalista es significativa la presencia, en un acto de hermandad y de igualdad de razón, de representantes del mundo sefardí.
El líder de los andalucistas almerienses también ha destacado que la Fundación Blas Infante, en el 125 aniversario del nacimiento del Padre de la Patria Andaluza, declarado por la Junta de Andalucía Año de Blas Infante, ha decidido presentar oficialmente esa Candidatura al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2010 para los descendientes de moriscos-andalusíes en el cuatrocientos aniversario de su expulsión y destierro de la Península Ibérica.
Ruiz recuerda que "Blas Infante fue durante toda su vida un firme defensor del reconocimiento de la diversidad como valor y componente fundamental de la identidad andaluza. Así lo testimonian sus palabras: "las familias moriscas y los hebreos sefardíes, sienten el anhelo de una expresión social y política de nuestra hermandad (.)".
Hace veinte años se concedió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia a las comunidades sefardíes con el argumento de que "Después de siglos de alejamiento, este Premio quiere contribuir al proceso de concordia ya iniciado, que convoca a esas comunidades al reencuentro con sus orígenes, abriéndose para siempre las puertas de su antiguo país".
Según Pedro Ruiz, "Los moriscos-andalusíes forman parte, al igual que los sefardíes, de la identidad hispana. Aceptar y reconocer esta realidad histórica equivale a aceptar y reconocer en nosotros mismos una herencia múltiple, diversa, civilizadora. Desterrados y extrañados de su tierra y dispersos por los cuatro puntos cardinales, allí donde recalaron mantuvieron y conservaron viva, conscientemente y de manera ejemplar, su identidad cultural. La solicitud y presentación de esta candidatura es, sin lugar a dudas, un gesto simbólico y necesario para la concordia y desde la concordia".
Ruiz que cree que no sólo debían ser los andalucistas quienes llevaran a cabo esta iniciativa ya que tendría que contar con mociones de otros grupos, ya que "el veintiuno de junio de dos mil diez, el Parlamento de Andalucía, aprobó su adhesión a esta Candidatura, y expresó en su declaración institucional que este hecho supone un "ejercicio de recuperación y restauración de un pasado que nos pertenece y la proclamación de la voluntad decidida de continuar trabajando por la erradicación de prejuicios e intolerancias que pueden amenazar nuestro futuro de convivencia."
El punto que pretenden ver respaldado detalla que se trata de lograr este apoyo para "la candidatura al "Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2010" para los descendientes de los Moriscos-Andalusíes, que presenta la Fundación Blas Infante, coincidiendo con el 400 Aniversario de su último destierro de la Península Ibérica, como gesto simbólico y necesario para la completa reconstrucción de la memoria colectiva hispana, en reconocimiento a la manera ejemplar con la que han conservado viva y conscientemente su identidad cultural en los lugares de destino, y desde la hermandad, la justicia y la igualdad de razón con el concedido hace 20 años a las Comunidades Sefardíes."
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