
LAEDICION.NET.-D.M.-22:00 horas en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar. La actuación de uno de los principales grupos de música a capella está patrocinada por la Fundación Cajamar, ya que forma parte del Ciclo de Grandes Conciertos y cuenta con la colaboración de la concejalía de Cultura de Roquetas de Mar.
El grupo lo componen las sopranos Joanna Goldsmith-Eteson y Sara Brimer; Clare Wheeler y Lucy Bailey (contralto); Richard Eteson y Christopher Jay (tenor); Kevin Fox y Tobias Hug (bajo) y Hugh Walker, ingeniero de sonido.
Pocos amantes de la música hay en este mundo que no hayan oído alguna vez el nombre de The Swingle singers. Desde que, en 1963, salió a la venta el innovador álbum con el que se estrenaron, Jazz Sébastien Bach, este conjunto a capela formado por ocho voces ha actuado en los cinco continentes y en los escenarios de mayor prestigio del mundo. Por supuesto que el linaje actual de jóvenes cantantes, magníficos y de gran talento, cuenta con varias encarnaciones más de swingles que la familia musical del grupo original.
Así que, aunque el programa de los Swingle Singers de hoy en día suele rendir tributo al grupo francés originario con alguna pieza de swinging Bach, también ofrecen al público composiciones y arreglos más modernos, mejorados por una iluminación y una coreografía deslumbrantes.
Pero lo mejor de todo es que, sea cual sea el repertorio, el sonido sigue siendo inequívocamente el de the swingle singers. Lo que define a este grupo único en su género no es ni la plantilla, ni tan siquiera la elección de la música, sino ese sonido casi instrumental, pegado al micrófono, íntimo, con el que han estado asombrando al mundo entero a lo largo de todos estos años.
El nombre de The swingle singers se ha convertido en sinónimo de virtuosismo, mezcla y agilidad vocal sin par, impecable excelencia y espectáculo de alto nivel. En el mundo de la música a capela, este grupo siempre ha sido, y sigue siendo, venerado por todos aquellos que han seguido su ejemplo. Resulta difícil de concebir que todo comenzara como ejercicio de repentización, para mitigar la monotonía del coro de voces al fondo de los años sesenta. Ocho cantantes de jazz con sede en París se pusieron un día a improvisar con acompañamiento de música de Bach al teclado, y descubrieron que la música tenía un ritmo de swing que le era propio.
Sin cambiar ni una sola nota de la partitura original, la leyeron con un fraseo y una vocalización al modo scat propio de la música jazz, le añadieron una sección de ritmos y persuadieron al sello discográfico Philips de que se lo grabaran a título de favor personal, como regalo de Navidad destinado a parientes y amigos. Lo que menos imaginaban era el nivel de fama que iban a alcanzar con este álbum: conquistaron los primeros puestos en las listas de ventas y fueron galardonados con varios premios Grammy.
A lo largo de sus cuatro décadas de existencia, the swingle singers han realizado cincuenta grabaciones, muchas de las cuales han sido reeditadas durante los últimos años, para conmemorar los cuarenta años del grupo.
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