lunes, 1 de noviembre de 2010

Multitudinario funeral del presidente de la cooperativa Las Hortichuelas


LAEDICION.NET.-Juan Antonio Maldonado Vallecillo fue despedido hoy como se merecía, en presencia de cientos de amigos que abarrotaron la iglesia de El Parador (Roquetas de Mar) en la tarde del último domingo de octubre e incluso tuvieron que quedarse fuera, en la plaza, ante la imposibilidad de entrar todos en el templo. Murió tras luchar hasta el último minuto contra un cáncer en el cerebro que le fue minando durante los últimos cuatro años.
“Agricultor de toda la vida y buen amigo mío”, destacaba el concejal de Agricultura del ayuntamiento de Roquetas de Mar, Nicolás Manzano.
Falleció con tan sólo 64 años de edad quien era presidente de la cooperativa Las Hortichuelas, una empresa que es seña de identidad del barrio.
El funeral contó con la presencia de un gran número de sacerdotes, prueba de la militante vida cristiana que Maldonado ejerció con infinito amor hacia los demás. Una de sus pasiones era la música y prueba de ello ganó en 1982 en Roquetas la final del festival de la canción andaluza. Su hermana, miembro de la Coral Polifónica roquetera, Isabel Maldonado, recordaba con cariño que “los periodistas le preguntaron entonces dónde solía actuar habitualmente y él les respondió que todos los domingos en la misa de las ocho de la tarde en la iglesia de El Parador”.
Sus amigos recordaban también que “con el marido de la ex concejal del Partido Popular, Ana Toro, se iba por esas tierras de Dios a cantar y tocar la guitarra. Le gustaba la vida bohemia”. Con lágrimas en los ojos, pero con una admiración imponente hacia la figura de su hermano, Isabel Maldonado relataba que “Juan Antonio era un ángel, fue testigo de la vida. Fue un ángel que ha llegado al cielo y ha dejado de sufrir porque en los últimos años los dolores que padeció fueron insoportables. Ha sido un hombre de Dios, el mejor hijo, el mejor padre y el mejor hermano. Todas las mañanas leía el Evangelio, era adorado por todos”, afirmaba emocionada ensalzando con inmenso amor la figura de su hermano Juan Antonio. Su intensa vida social le hacía cómplice de todas las actividades sociales, siendo miembro activo del movimiento de cursillos de cristiandad y trabajando en su escuela. Durante los últimos tiempos seguía asistiendo a misa en silla de ruedas quien fue pregonero de las fiestas de su barrio. La desconsolada familia recibió las innumerables muestras de condolencia de sus innumerables amigos. Le despidieron coronas y flores de sus seres queridos, sus amigos, los socios de la cooperativa y el movimiento cristiano, entre otras, como prueba de una vida plena dedicada a esparcir el bien y el cariño entre los demás. Ya descansa en paz y dejó de sufrir.

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