LA HORA DEL PLANETA

Por Salvador Ruiz



El día 26 de marzo del 2011,se ha celebrado la HORA DEL PLANETA, una iniciativa contra el cambio climático auspiciado por el Fondo Mundial para la naturaleza, léase (WWWF) y esperan con esta manifestación social presionar a los gobiernos a que avancen con políticas concretas en la protección de del medio ambiente y la lucha contra el calentamiento global.
En algunos sitios tuvieron que suspender los actos, por las lluvias, y en Nueva Zelanda los astrónomos no pudieron enseñar a los curiosos el mágico firmamento estelar porque el cielo estaba cubierto de nubes.
Tuvieron que decir los gobiernos que la naturaleza no se había puesto en contra de esta edición de la Hora del Planeta.
Y es que el “cielo”, el firmamento, los astros que nos rodean no son estables y nuestras corrientes marinas y atmosféricas a veces no envían altas temperaturas como ha pasado este año en Rusia, nunca vistas en aquella Región, las tremendas nevadas en EE UU, o las inmensas trombas de agua caídas en la India o Pakistán, donde las lluvias, nunca vistas, se han cobrado muchas vidas humanas, así como cuantiosos bienes materiales.
Igualmente, este año en nuestra Andalucía las lluvias han descargado tal cantidad de agua, nunca vista en la Zona, que han destruido cuanto ha pillado a su paso, llevándose vidas y un desastre económico, casi irrecuperable, por los ciudadanos, que han cambiado sus vidas.
Son ya muchos los años que se viene especulando sobre el cambio climático, cuestión en la que no hay nada “claro”, ya que hay “Exageradores” y “Negacioncitas” impulsores y detractores sobre el tan manoseado tema.
El caso es que llevan muchos años, varios sectores y organizaciones de la población, díganse gobiernos, ecologistas y otros, gastando cientos de miles de dólares en estas divagaciones, cuestión que se está convirtiendo en una utopía alimentada por grupos de “fundamentalistas”, u otros, ya que de momento no se atisba ningún un pequeño cambio en el clima, y da la impresión de que “esa teoría del “CO2” está teniendo poca influencia en ese cambio.
“El físico de la Universidad de Berkeley Richard A. Muller ha dicho que el debate del cambio climático ha sido usurpado por los “exageradores” y por los “negacioncitas”.
Ha dicho: “va siendo hora de que los científicos volvamos a poner las cosas en su sitio: menos distorsiones, más “ciencia”.
En el pelotón de loa “exageradores”, MULLER habla sobre todo de AL GORE, aunque tiene bastantes más reservas a la hora de criticar al climatólogo de la NASA James Ansen (“su labor como científico ha sido muy válida”).En el otro extremo de la balanza sitúa a los “negacioncitas” a los que conviene no confundir con los “escéptico” (una dosis apropiada de escepticismo es siempre deseable en un científico.
“Nosotros no vamos a manipular las conclusiones, encontremos lo que encontremos, advierte Muller, que asegura estar alineado junto con otros muchos científicos en un punto intermedio del debate”. “Somos un grupo independiente y no partidista. Reuniremos los datos, haremos el análisis y presentaremos los resultados. Dejaremos que la gente saque sus conclusiones”.

Como de momento el “affaire” del cambio es un “brindis al sol” porque no sabemos cuando va a terminar, y si los diversos fenómenos meteorológicos y planetarios que nos rodean no nos van a ayudare al “muy incierto” cambio, pues no sabemos cuando ha empezado dicho cambio ( quizás hace mil años que empezó), o bien, “de la noche a la mañana” nos puede sorprender una especie de diluvio que dé
al traste con nuestras teorías, porque lo que sabemos relativo al cosmos es como una gota de agua, lo mejor sería que los ecologistas del mundo hicieran una pausa de un año en el tema, y todos los miles de millones de dólares que están yendo a las alcantarillas, los dedicaran a aliviar un poco el hambre en el mundo, o dedicar una parte a ayudar un poco al Japón, que tanto lo necesita en estos momentos, porque creo que dicho territorio también forma parte del planeta tierra del que tanto presumís estar preocupados, o bien en último término, recomendar o, “casi obligar” a

todos los fabricantes de coches a que hagan los vehículos con motor eléctrico, ya que según vosotros, –ecologistas-, el CO2, es el elemento que provoca el calentamiento global, el cual procede de la combustión de los productos derivados del petróleo.