El Rey en el disparadero

Daniella Montenegro©
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Por si esos 200 correos electrónicos que el exsocio de Iñaki Urdangarín, Diego Torres, amenaza con publicar no hubiesen generado ya expectación, este lunes se conocía el precio que éste le ha puesto a su silencio para que el yerno del Rey evite que los nombres de Don Juan Carlos y de la Infanta Cristina aparezcan implicados en la trama del Caso Nóos. Pero antes siquiera de que estos emails vean la luz, tanto el Monarca como su hija menor ya están en la picota.

La polémica se enreda por días aunque la situación puede cambiar de cariz completamente si, como asegura El Mundo, es cierto que Torres ha exigido 10 millones de euros por no hacer públicos esos correos electrónicos que mostrarían cómo el Rey y la Infanta Cristina actuaron como mediadores a favor de Nóos.

Esta cifra, no obstante, no habría sido la primera que Torres y su abogado habrían puesto sobre la mesa. Según el diario de Unidad Editorial, se habrían pedido inicialmente inicialmente 30 millones pero fue rechazada por el entorno de Urdangarín -puesto que quien está negociando es un empresario catalán y no su abogado, Mario Pascual Vives- por considerarse "inalcanzable". Así, decidieron rebajarla pero incluir "un trabajo estable", la minuta de su abogado y pagar la fianza de 1,2 millones de euros impuesta a Torres y a su esposa.
Aunque estos últimos días se ha conocido parte del contenido de estos correos electrónicos -publicados en El País, donde claramente se hacía alusión al Rey-, Torres estaría dispuesto a frenarlos si el duque de Palma -que le señaló como responsable de los delitos que le imputan- cede a sus exigencias.

Unas informaciones que no desmintió el abogado de Urdangarín este lunes, quien aseguró desconocer tales exigencias y le extrañaría que el duque de Palma estuviese actuando a sus espaldas. De ser cierto, añadió, se estaría hablando de una "extorsión" en toda regla. Él se fía de mí y yo me fío absolutamente de él; mi confianza es absoluta", señaló.

Por otra parte, la salida a la luz de estos detalles de unas negociaciones que pretendían ser discretas complica aún más el panorama a la Casa del Rey que no hace más que encadenar polémicas.