LAEDICION.NET.-:/ Redacción.-José Bretón ha vuelto
esta mañana a la finca de Las Quemadillas, en Córdoba, donde se sospecha que el
8 de octubre hizo desaparecer a sus hijos, Ruth y José. El juez instructor,
José Luis Rodríguez Lainz, quiere interrogar sobre el terreno al único acusado
en el caso tras hacerse públicos dos informes forenses que coinciden en que los
huesos hallados hace casi 10 meses en una fogata de la parcela no son de
animal, como se pensó inicialmente, sino humanos. Esta mañana han picado en la
zona del fuego, adonde se ha asomado Bretón.
El acusado, que ha salido a las 11.30
de la finca, se ha mantenido tranquilo y con el aplomo de siempre. “No ha
confesado nada, no admite su culpabilidad. Considera una aberración que se
piense que quemó a sus hijos”, ha manifestado José María Sánchez, el abogado
del acusado.
El letrado ha avanzado que no pedirá un
contrainforme hasta conocer al detalle los dos que han dado la vuelta al caso y
el nuevo encargado por el juez. Hasta entonces, mantiene como válido el primer
informe, que identificó los huesos hallados como restos de roedores.
La policía ha sacado bidones y útiles
para labranza y construcción. También se ha sacado la mesa que, supuestamente,
estuvo en contacto con el fuego. Son partes que se analizarán de nuevo en los
laboratorios policiales.
En concreto, el juez quiere saber si
esa mesa de forjado que se encontraba en aquel lugar fue utilizada para
facilitar la combustión. Además, podría buscarse la presencia de ladrillos
refractarios capaces de causar el efecto de un horno crematorio capaz de hacer
desaparecer los cuerpos de los niños. Esta es la principal hipótesis que maneja
la investigación policial tras el giro dado por las conclusiones de los dos
informes antropológicos. Una tesis que choca de lleno con la defendida desde el
principio por Bretón, quien sigue afirmando que perdió a los niños mientras
paseaba con ellos por un parque de Córdoba.
El acusado, que se encuentra en prisión
preventiva desde el 21 de octubre, nunca ha negado que el día de autos
estuviese en Las Quemadillas con sus hijos y que hiciese una hoguera mientras
ellos dormían durante horas. Según Bretón, ¿qué se quemó allí exactamente? Las
versiones difieren según su testimonio. Primero dijo que “quemó las ropas de su
mujer que quedaban en la finca, para después añadir que quemó calzoncillos,
trapos viejos…”, describen los policías. Más tarde añadió que también ardieron
“los apuntes de cuando su mujer hizo la carrera, y se ha comprobado que en una
de las casas de la finca había varias cajas voluminosas llenas de ellos”.
Los agentes también destacan que “ese
fuego conservara entre sus rescoldos y cenizas una fuerte fuente de calor
pasadas más de 30 horas desde que se inició”. Los investigadores aseguran en
sus atestados que “ese fuego pudo haber tenido una temperatura máxima en
llamada de 800 grados centígrados, lo que parece difícil de alcanzar si lo que
se quemó allí hubieran sido solo papeles, maderas y ropas”.
Por último, a los investigadores de la
Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), encargada del caso,
siempre les escamó “el tiempo que tardó [Bretón] en revelar a la policía que
esa tarde [del 8 de octubre] había estado en la parcela de Las Quemadillas, y
que fueran los propios agentes los que se toparan con los rescoldos sin que
José Bretón les dijera que allí había hecho un fuego aquella tarde”, recogen
los atestados.
Los mismos informes también destacan
las pruebas de ADN de Ruth y José halladas en las prospecciones. De la niña
destaca la sangre que manchaba un pañuelo de papel, así como los restos
orgánicos presentes en otro pañuelo. El frotis de un gollete de una botella de
plástico también dio señales de la presencia de Ruth. En cuanto al pequeño
José, su rastro se detectó en el frotis realizado en la superficie del rollo de
una cinta americana. Algo que los policías describen como “inquietante cuando
menos”.

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