AURELIANO GARCÍA (Secretario general del PP de Almería)
Agosto suele ser un
mes plano informativamente hablando, roto circunstancialmente por alguna
‘serpiente de verano’ o alguna noticia luctuosa, que este año ha estado
protagonizada por los incendios forestales que han convertido en cenizas buena
parte de nuestro patrimonio natural debido a la acción de desalmados que,
llevados por su inconsciencia o por oscuros intereses, han atentado contra
nuestro ecosistema, originando de paso un gravísimo perjuicio a la imagen
exterior de España que, no lo olvidemos, tiene en el turismo su principal
industria y una de las mayores fuentes de ingresos y creación de empleo.
Otros pirómanos, sin
mechero ni cerillas, pero igual de inconscientes o perversos, más propios de la
España cañí y de pandereta ya superada, se han empeñado en querer compartir
titulares en los informativos con los anteriores protagonizando acciones a
camino entre el ‘show business’ y el bandolerismo subvencionado, asaltando
supermercados entre los sollozos de las empleadas, establecimientos hoteleros u
oficinas bancarias, difundiendo una lamentable imagen de Andalucía al mundo.
Las ‘gordilladas’
lideradas por el parlamentario de IU, Juan Manuel Sánchez Gordillo, y el
Sindicato Andaluz de Trabajadores y la tibia respuesta de un desaparecido
presidente de la Junta, y no digamos del vicepresidente Valderas, al que sólo
le ha faltado jalear las gracias de su compañero de coalición, han marcado este
verano la agenda política del gobierno andaluz, cuya gestión de poco más de
cien días se puede resumir, como ha indicado nuestro secretario regional, José
Luis Sanz, en “bandolerismo institucional, ocultación de cuentas y la corrupción
de los ERE”.
Los andaluces hemos
sentido vergüenza ajena viendo como quienes, se supone, deben gestionar los
intereses de los andaluces se dedican a hacer plantes al Gobierno, amenazar con
el cierre de colegios y hospitales si no se les permite endeudarse más,
justificar asaltos o a dar marcha atrás y aplazar su presencia en la comisión
de investigación de los ERE, como han hecho Chaves y Griñán, tras la
contundente intervención del que fuera interventor general, Manuel Gómez,
dejando claro que las más altas instancias de la Junta fueron advertidas en
repetidas ocasiones de las irregularidades que se estaban produciendo en las
ayudas sociolaborales, pero nadie hizo nada para evitarlo.
Si este es el
balance de cien días, el daño del gobierno del bipartito a Andalucía y a los
andaluces en cuatro años puede ser irreparable. En estos poco más de tres
meses hemos podido comprobar el entreguismo del gobierno andaluz y del PSOE al
radicalismo de IU con la confrontación, el despilfarro y la deslealtad institucional
como señas de identidad, mientras la acción de gobierno ofrece una parálisis
total y absoluta, inaceptable para hacer frente a la peor crisis de la historia
de Andalucía.
Con una deuda total
superior a los 28.000 millones de euros, la Junta está a punto de pedir el
rescate del Fondo de Liquidez Autonómica que el Gobierno de Mariano Rajoy ha
puesto a disposición de las comunidades con dificultades y ni Griñán ni
Valderas podrán buscar otros culpables que no sean ellos mismos porque el
problema del bipartito no son los demás, sino que está en la misma génesis del
pacto de perdedores que han suscrito porque ni uno ni otro saben ni lo que
tienen entre manos, ni lo que gastan, ni lo que deben. Y su insolvencia la
pagamos todos los andaluces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario