LAEDICION.NET.-REDACCIÓN.-Las
carrozas repartieron 10.500 kilos de dulces a su paso por la capital Como cada
año, no faltaron los saltos para atraparlos o el truco de los 'paraguas' El
gusto por los dulces es casi universal. Hay quien prefiere gominolas, otros
pasteles o el que disfruta de un simple caramelo de limón. Los Reyes Magos no
quisieron que nadie se quedara sin ellos y durante su recorrido por la capital
repartieron nada más y nada menos que 10.500 kilos aptos también para personas
con problemas de celiaquía (intolerancia al gluten).
Eran los de toda la vida, los duros. Así que más de uno tuvo que esquivar la lluvia para evitar un 'caramelazo' de los que duelen.
Entre carroza y carroza, los niños libraban una competición para hacerse con el botín más grande de la noche. No faltaron las bolsas para el acopio, los saltos, el típico truco de llevar un paraguas para cazarlos al vuelo o el estiramiento del brazo hasta límites insospechados por debajo de las vallas de contención.
En zonas como Puerta Purchena, donde el gran anchurón hacía que no llegasen los caramelos desde las carrozas, los propios pajes acudieron a la llamada. Y es que volver a casa después de la cabalgata con las manos vacías es casi una misión imposible.
Eran los de toda la vida, los duros. Así que más de uno tuvo que esquivar la lluvia para evitar un 'caramelazo' de los que duelen.
Entre carroza y carroza, los niños libraban una competición para hacerse con el botín más grande de la noche. No faltaron las bolsas para el acopio, los saltos, el típico truco de llevar un paraguas para cazarlos al vuelo o el estiramiento del brazo hasta límites insospechados por debajo de las vallas de contención.
En zonas como Puerta Purchena, donde el gran anchurón hacía que no llegasen los caramelos desde las carrozas, los propios pajes acudieron a la llamada. Y es que volver a casa después de la cabalgata con las manos vacías es casi una misión imposible.

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