martes, 5 de febrero de 2013

Almería también tiene Sierra Nevada


El invierno anima a disfrutar del turismo rural y las estampas invernales. Almería tiene tres enclaves propicios para el contacto con la naturaleza: Abrucena, Abla y Fiñana
LAEDICION.NET.-REDACCIÓN.-En invierno apetece refugiarse en casa, pero en los días de descanso también gusta salir y una opción muy habitual es subir a la sierra para pasear, contemplar el paisaje invernal o simplemente disfrutar de la tranquilidad. Aunque no lo parezca Almería puede convertirse en el destino propicio para cumplir este deseo. Esta provincia ofrece al viajero varios enclaves, salvaguardados por Sierra Nevada , como son los municipios de Abrucena, Abla y Finaña. Tres municipios muy bien comunicados con la provincia de Granada o Murcia gracias a la autovía del Mediterráneo, la A-92- y que se enmarcan en la comarca del Nacimiento, de la que también forman parte los núcleos urbanos de Las Tres Villas (Escúllar, Ocaña y Doña María), Nacimiento, Gérgal y Olula de Castro.

La visita a estos tres pueblos ponen al alcance del viajero poder disfrutar de una excelente gastronomía, un destacado legado patrimonial y, por supuesto, de la naturaleza recorriendo caminos y senderos, tanto rurales, como de montaña. Unas rutas que les permitirán descubrir bellos paisajes, huellas del pasado, así como joyas del patrimonio histórico de la comarca.

Entre las salidas propuestas por la sierra se recomienda el sendero circular la Jairola y Castillejo que recorre en 9,5 kilómetros varios de los parajes más emblemáticos de la sierra del municipio de Abrucena y a través del que se llega hasta los restos de la muralla árabe y del aljibe.

El pueblo de Abrucena, que llama la atención por sus calles estrechas y sus casas blancas, es un rincón perfecto para perderse y olvidar los quebraderos de cabeza del día a día. La amabilidad y hospitalidad de los lugareños invitan al visitante a conocer este municipio, que entre sus joyas arquitectónicas presume de su elegante iglesia del siglo XVI en pleno casco urbano y a las afueras la ermita de San José, que guarda la imagen del patrón.

Como buen pueblo de sierra también invita al paseo y a la excursión. Como visitas obligadas en sus alrededores se propone conocer el área recreativa de La Roza, rodeada de pinos y muy cercano al río, así como las ruinas de la fortificación de El Castillejo, situadas en un cerro justo enfrente del actual pueblo.

La localidad de Abla también es un pueblo de sierra con calles empinadas, estrechas y presididas por casas blancas adornadas por bellas flores. Aquí el viajero puede visitar dentro su patrimonio monumental la iglesia parroquial de la Asunción del siglo XVI, la ermita de los Santos Mártires, así como las de San Antón, San Roque y La Maravilla y el mausoleo romano del siglo II.

Este pueblo aprovecha su proximidad a la montaña y cuenta con itinerarios histórico-culturales y rutas para la práctica del senderismo, en las que se descubren lugares de interés y paisajes singulares. La Ruta de Los Molinos, un recorrido apasionante por los reductos de los antiguos molinos harineros de la localidad, y la de las Fuentes, que descubre la de Fuente Agria, la Fuentecilla de Los Santos o Fuente Colorada, son dos propuestas para el viajero por su diversidad.

Enfrente de estos dos pueblos a los pies de Sierra Nevada se encuentra Fiñana. Su legado artístico lo conforman la antigua mezquita del siglo XIII, la Ermita de Nuestro Padre Jesús, la alcazaba (construida antes del siglo X), la iglesia parroquial y los aljibes.

Los viajeros que descubran estos pueblos almerienses, puerta rural de Sierra Nevada , pueden completar su viaje haciendo una visita a Las Tres Villas, municipio que fusiona tres localidades: Doña María, Ocaña y Escúllar. Les llamará la atención sus casas construidas en piedra a la vista, con tejados de pizarra.

También pueden acercarse hasta Nacimiento, un pueblecito de 450 habitantes que ofrece al visitante descubrir la iglesia de estilo mudéjar dedicada a San Miguel, que data del siglo XVIII y que cuya torre tiene una curiosa ubicación.

Una última escapada llevaría al viajero hasta Gérgal, que presume de su castillo, situado en el paraje conocido como Puerta del Campo, y las ruinas de la primitiva Iglesia de Santa María. Dentro de su legado patrimonial se incluye la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, el Puente viejo, la Cimbra (antiguo lavadero público), la antigua fortaleza árabe de El Castellón y las ermitas de San Sebastián, de, Santo Sepulcro, de San Gregorio y de Cruz de Mayo.

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