martes, 5 de marzo de 2013

El implicado asegura que Pascual Vives le contrató para abrir los correos que contenía un «pendrive»


LAEDICION.NET.- Las explicaciones de M. B. –no se publica su identidad completa por razones de seguridad–, sin embargo, seguían sin dar respuesta a por qué ese pendrive del caso Nóos estaba en su despacho. La contestación sorprendió aún más: simplemente, dijo, porque le había contratado el abogado del Duque de Palma, que era quien se lo había dado a él. El trabajo que debía realizar era abrir los correos electrónicos que contenía el pen –en realidad eran los que tenían ya todas las partes, y que habían sido aportados por el juzgado tras abrirse el secreto de sumario–, y posteriormente organizárselos para que tuviera una mejor comprensión de los mismos. Por este servicio habría recibido varios miles de euros, una cantidad que se considera desproporcionada por fuentes del sector para ese trabajo. No obstante, al ser preguntado el propio Mario Pascual Vives admitió que había contratado al ingeniero informático, lo que justificó por su falta de pericia en el manejo de ordenadores y sistemas informáticos.
Pero según las fuentes consultadas el trabajo del hacker fue más allá, y al parecer aplicó técnicas de recuperación de correos electrónicos borrados. Con ellas habría recuperado 30.000 de estos mensajes, diez mil más de los que constan en el sumario. Según todos los indicios, el letrado del Duque de Palma dispondría de ellos, lo que ha llevado la inquietud a otras partes personadas en el caso.
Las fuentes consultadas destacan que al menos de momento no se ha podido demostrar ninguna implicación de este ingeniero informático en supuestas estrategias de espionaje en los ordenadores de los investigadores. Entre otras razones porque el pendrive entregado por Pascual Vives tiene exactamente la misma fecha de los que entregó el juzgado a todas las partes cuando levantó el secreto de sumario.

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