Un libro superventas describe al candidato como un peligro para la nación
La revista The New Yorker llevó a su portada a finales de julio una caricatura de Barack y Michelle Obama dibujados como armados y peligrosos terroristas islamistas. Su propósito era ridiculizar este tipo de acusaciones sobre el candidato demócrata a la presidencia de EE UU, según explicaron portavoces de la revista.
Hoy hace furor un libro, aparecido hace dos semanas, que ofrece una imagen similar, pero esta vez sin ironía alguna: The Obama Nation [
No es la primera vez que el autor de
El texto contiene numerosos hechos falsos. Corsi acusa a Obama de falsear su pasado, de no haber reconocido los problemas con el alcohol que tenía su padre, de no haber dedicado su autobiografía a ningún miembro de su familia, de no haber dicho nunca si había dejado las drogas -el candidato reconoce en su biografía haber fumado marihuana y esnifado cocaína alguna vez en el instituto-. Ninguna de estas afirmaciones es cierta. En Sueños de mi padre, publicado en 1995, Obama habla de su padre y el alcohol, asegura que a los 20 años, cuando llegó a
Tras la publicación de Unfit for Command en 2004, los medios de comunicación debatieron largamente sobre si tardaron demasiado en reaccionar y poner sobre la mesa las falsedades que contenía el superventas. Parece que no quieren cometer el mismo error con
El revuelo, en todo caso, es publicidad gratuita para el autor. A pesar de que el libro no aguanta un examen exhaustivo de los hechos que relata, es evidente que ha despertado un gran interés entre los lectores. Ha habido una primera edición de 475.000 ejemplares y el autor tiene ya concertadas 100 entrevistas por las radios de todo el país.
[El caso contra Barack Obama], de David Freddoso.
Los libros anti-políticos son habituales -el presidente Bush lleva ya un buen número de ellos a sus espaldas- y la gran expectación que ha despertado el atípico candidato Obama lo hace atractivo para este tipo de autores.
La publicación de
Barack Obama aguanta esta embestida de vacaciones en Hawai, desaparecido de la escena política salvo para hacer alguna declaración sobre el conflicto en Georgia. Pero este libro ha conseguido que el foco se vuelva, una vez más, hacia él; hacia su capacidad -o falta de ella- para dirigir el país más poderoso del mundo.
Los analistas debaten sobre si no es hora de que el candidato demócrata pase también al ataque o, al menos, se defienda de forma más contundente de sus adversarios, que presumiblemente han encontrado el camino adecuado de equilibrar las encuestas: asustar a los ciudadanos.
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