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La investigación se inició a raíz de una denuncia presentada por el representante legal de una prestigiosa compañía italiana, quien alertaba de la existencia de dos empresas que vendían a través de internet joyas falsas de su marca. La policía comprobó entonces que había otras marcas afectadas.
Las falsificaciones eran en su mayoría importadas desdeasia, principalmente desde Tailandia, aunque en los 56 registros efectuados en establecimientos y joyerías se localizaron además 130 moldes con los que se realizaban también las copias de las joyas desde España. Las inspecciones se realizaron en la Comunidad de Madrid (en Madrid capital, Leganés y Arganda del Rey), en la provincia de Cádiz (Cádiz, Algeciras, San Fernando y Chiclana), así como en Córdoba, Sevilla, Burgos, Lugo y Ferrol (La Coruña).
"La organización recibía de forma semanal o quincenal la ilícita mercancía, lo que les permitía ofrecer réplicas de las joyas casi en primicia", indicó la policía en un comunicado. Las joyas falsas eran vendidas al público tanto en joyerías como en webs a precios más baratos que la original, "pero mucho más caros que los de otra joya corriente de idéntica naturaleza", explicó la policía en un comunicado. De este modo, los cabecillas podrían haber obtenido unos beneficios semanales que oscilan en torno a los 30.000 euros.
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