jueves, 29 de enero de 2009

La intensa agenda de González trastoca la nueva vida con su novia

Poco tiempo le va a quedar al ex presidente del Gobierno, Felipe González, para una escapada romántica con su novia, Mar García Vaquero, con quien ultima los detalles de su nuevo "nidito de amor" en el madrileño barrio de Salamanca, cuyas obras ya han concluido. La pareja más mediática – y para algunos, sorprendente – de los últimos tiempos va a tener complicado ser víctima, a corto plazo al menos, de los paparazzi en una playa del Caribe a tenor de la apretada agenda del otrora líder del socialismo.

Tanto es así que, según detallan a Garganta Profunda fuentes del entorno de González, éste se verá obligado a hacer verdaderos encajes de bolillo para cumplir con todos sus compromisos, empezando por sus tradicionales viajes a Iberoamérica, donde es uno de los ex mandatarios más solicitados. González logra en el extranjero la gloria que se le niega en España y es un habitual del exclusivo y lucrativo circuito de las conferencias.

Y por encima de su faceta de conferenciante, Felipe González tiene tejida en América Latina una red de influencias extensas y es recibido por las autoridades del otro lado como un verdadero gurú al que une su condición de conseguidor de empresarios como el multimillonario Carlos Slim. El veterano líder socialista debe ahora condicionar su calendario a su papel de presidente del Grupo de Reflexión sobre el Futuro de la Unión Europea que acaba de celebrar una primera cita ante el Parlamento Europeo.

El "comité de sabios" que encabeza Felipe González pretende elaborar un informe que se entregará en junio de 2010, basándose en cinco ejes: la Agenda de Lisboa, el modelo energético y el cambio climático, el modelo social, la política migratoria y la política exterior y de seguridad común. Hasta Bruselas, precisamente, deberá desplazarse mensualmente y hasta finales del segundo trimestre de 2010 quien fuera el líder del PSOE. González, que siempre insiste en definirse como un europeo europeísta, debe también dedicar tiempo a los trabajos preparatorios de dichos encuentros.

De ahí, por ejemplo, la incorporación a su equipo habitual en la sede de Gobelas de quien fuera por unos pocos meses su ministro de Exteriores, Carlos Westendorp, cuya carrera ha estado muy ligada a las cuestiones europeas y su nombre, para bien o para mal, está unido a los entresijos comunitarios. Por la mano del también ex embajador en Washington pasaron acontecimientos claves de la historia internacional de España como el ingreso en la CE, la firma del Tratado de Maastricht o el estreno del Mercado Único.

La estimulante y controvertida tarea deberá ser compaginada además en las próximas semanas por Felipe González con su participación en las campañas electorales gallega y vasca, tal y como ya informó LA EDICIÓN Digital. La vuelta a la política nacional le servirá para darse un baño de esplendor y brillo y, de paso, para borrar las huellas de su vida amorosa que condenan su imagen de ex presidente a la de personaje de la prensa del corazón.

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