martes, 21 de julio de 2009

Cierre triunfal de la Feria con la salida a hombros de Ruiz Manuel, acompañado de El Cid

A.RICO.-LAEDICION.NET.-Buena la entrada que ponía broche a la Feria de Santa Ana en Roquetas de Mar para esta del año 2009. Toros de Gavira, dentro de la permisividad reglamentaria, en el tipo de su encaste, escasos de fuerzas en general y con un mansito lidiado en sexto lugar.
Manuel Diaz “El Cordobés”, saludos y oreja
Ruiz Manuel, saludos con dos avisos y dos orejas
Manuel Jesús “El Cid” oreja y oreja.
Colofón final de la Feria de Santa Ana en Roquetas de Mar, con un gran éxito de Ruiz Manuel, comprovinciano e incluido en el cartel como gesto, aunque otros hayan podido quedarse fuera, al igual que va suceder en la Feria de la capital de la provincia. Los carteles los hacen las empresas y por tanto la responsabilidad es de ellas y sus razones también. No me cabe que toreros de esta categoría estén pidiendo limosna a la puerta de los depachos. Mucho torero hay que ser para estar en la cara del toro con la solvencia que ha estado Manuel, no solamente en el del triunfo sino también en su primero, que de no ser por el desmedido afán de agradar alargó excesivamente la faena, privándole de redondear aún más la tarde.
Gavira envió el encierro más “cuajao” de la Feria, dentro de las características del encaste, estrechos de sienes, engatillados de pitones y aunque hondos, sin las hechuras dominantes en la cabaña brava. No, no estuvo mal presentada la corrida, para tratarse de una plaza de tercera. Un manso sexto; el segundo, mientras duró embestidor, pero “rajao” cuando más lo necesitaba su torero; y el resto nobles, distraídos, abantos y sin fiereza excepción del cuarto -tuvo alguna- al que no quiso ni ver su lidiador, para con un quinto, cumpliendo con su obligación del tópico, bravo y con suficiente motor. Frente a los petos -los caballos cada día pintan menos- monováricos y pare usted de contar.
Manuel Diaz “El Cordobés”, tiene su “librillo” bien aprendiddo, el guión igual y no se saldría de él, ni que alternara con Curro Romero -el mito viviente de la Tauromaquia y que lo sea por muchos años- del que en su Museo firmó, al ser invitado durante el tiempo de “merienda”, en el libro de Visitantes Ilustres. Mal, muy mal este torero que cree que el toreo pueda tener algo que ver con lo que le vimos ayer en Roquetas. Ni lo de la rana le salió en condiciones. Algún lance con el capote, algún muletacito fuera de la distancia. Mato mal a su primero, siendo aplaudido desde el tercio; y de una buena estocada al segundo, al que no pudo, no supo o no quiso torear –lo pedía a voces el de Gavira- tragándole en la suerte suprema, al entrar con la cara arriba en un arreón del que sólo había un culpable, su matador, para una oreja.
Ruiz Manuel, ya digo que me sorprendió. Esperaba voluntad, cierto aseo y en linea con lo que de él se dice. Yo no soy de la tierra, aunque tenga estas obligaciones de comunicarme con ustedes para con ella, escribo desde la asepsia, desde la distancia, desde la razón, aunque cuando estás ante el Arte presentado tan de cara, es prácticamente imposible aislar el corazón y la pasión de la razón, soltando mis mejores “olés” de la Feria, en el primero incontenibles y en el segundo -sin el calor de la sorpresa- ofreciéndoselos a este torero para acompañar el compás de su toreo ligado, armónico, sentido , profundo y técnico (sí, técnico también) con el sólo error, como he apuntado en el primer párrafo, de alargar las faenas en exceso -más en el primero- tal vez por agradar, tal vez por aprovechar al agarrar toro; se le puede ir algo la pinza, pero no es mal síntoma, lo que sucede es que ya es veterano y lo mismo que usa la cabeza y el conocimiento para estar ahí, no ha debido faltarle para medir las faenas. Normal que matara mal al primero, hay que dejar un último muletazo para la hora de la verdad, saludando ante atronadora ovación con la que se pedía la vuelta; al segundo, sí que lo redondeó con una gran estocada correcta de colocación y ejecución, para dos orejas.
Manuel Jesús “El Cid”, está que brama. No ha cuajado las grandes citas y en esta temporada, en el segundo circuito le sirve todo; vamos a darlo por bueno. La faena al primero, con el que se estira con buenos lances de capa; llevando una cuadrilla como la suya, asume la lidia con la intención de cuajar las faenas; con la muleta, en éste su primero, aún perdiendo el aire de la sobriedad que no va con él, quiere agradar instrumentando tandas dominadoras tanto con la derecha como con la zurda, algún cambio y adorno ligado fuera de la distancia, pero bien; me agrada este “Cid” menos pasivo de las plazas chicas; más pico de la muleta, pero fundamental y torero; una entera corta y descabello necesitó para finiquitarlo, siendo premiado con una oreja. Es en el segundo, el manso-mansísimo, donde nos da la dimensión de torero que hay en Manuel Jesús; hasta esa cuadrilla de figuras Alcalareño, Boni y Pirri anduvieron “aperreaos” con él. Fué al quedarse sólo, franela en mano, cuidando los terrenos, consintiéndolo en las distancias, obligándole en los remates con vaciado hacia contraquerencia y poniéndole la barriga, cuando El Cid, que lo hubiera hecho igual en esta plaza que en Bilbao, ante este cuarto de kilo de toro que ante un “fanego de sesenta arrobas”; entera y descabello al primer intento, ponen al manso de los cincuenta muletazos a disposición de las mulillas, cortándole una oreja a ley, diciendo cosas en la arena y el por qué de las mismas.
Hasta aquí las crónicas y comentarios críticos de esta Feria de Roquetas de Mar organizada por el Excmo. Ayuntamiento y bajo la Gerencia de Victor Manuel Zabala de la Serna, al que pediríamos algo más de cuajo en los toros a lidiar para futuros eventos. Es mi gusto. Asi lo expreso, fundamentalmente porque sé que cuenta con conocimientos y medios para ello. Al veraneante y al empresariado de la Comarca hay que llevarlos a los Toros.

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