jueves, 19 de noviembre de 2009

Detenido al pedir los papeles tras residir 4 años en Almería

El juez decide hoy si debe ser expulsado o si la orden se modifica por una sanción económica, como "se hace en el resto de España", según aseguró el abogado

LAEDICION.NET.-REDACCIÓN.-Rachid El Ouchame, de 30 años y nacionalidad marroquí, fue detenido el pasado lunes por agentes de la Policía Nacional cuando acudió a la Oficina de Extranjería para solicitar el trámite de su documentación (arraigo) tras llevar casi cuatro años de residencia en la provincia de Almería. Sobre él pesa una orden de expulsión del país, en lo que se ampara la Subdelegación y la propia Policía para su detención y expulsión una vez hayan transcurrido 72 horas como máximo. El juez decidirá hoy, tras haber dictado una medida cautelar de suspensión de la expulsión, si el joven debe ser deportado o debe obtener sus papeles "como ocurre en situaciones similares en el resto del país", según aseguró a Diario de Almería el letrado que ejerce la defensa, José Mariano Gay.

El abogado asegura que el Gobierno debería revisar esta expulsión de oficio y cambiarla por una sanción económica, con el plazo de un mes para que se llegue a tramitar el arraigo. Y es que como explicó a este periódico, "en Almería se está utilizando la expulsión de extranjeros como una norma general y no como una excepción como dice la Ley". De hecho, Gay insiste en que "Almería es la única provincia donde las medidas de expulsión son tan duras, y donde únicamente no se cambian las órdenes de repatriación por sanciones económicas aunque se demuestre que el ciudadano lleva más de tres años residiendo en el país, incluso trabajando en distintos ámbitos productivos, en este caso en la agricultura".

Rachid El Ouchame es mecánico de profesión y desde que llegó a Almería nunca le ha faltado el trabajo. Está empadronado y en estos cuatro años la vida en España no ha sido fácil para él. El día a día le ha costado sudor y lágrimas, pero es la única oportunidad de conseguir una vida mejor. Quien le conoce asegura que es "muy trabajador", pero ante todo, "una buena persona". Rigurosamente envía unos 200 euros a su familia en Marruecos. A veces ni siquiera llega a los 100, pero su aportación es vital.

Rachid nunca habría pensado que justo cuando se iba a cumplir su sueño, cuando iba a poder respirar tranquilo con sus papeles, la Policía le iba a detener. En un momento en el que todo se iba a hacer de forma legal.

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