jueves, 19 de noviembre de 2009

La arrogancia de ZP aviva las ganas de la oposición de ajustar cuentas

HORA DE DEPURAR RESPONSABILIDADES

LAEDICION.NET.-REDACCIÓN.-La sensación de descoordinación y desbordamiento que ha dado el Gobierno durante la gestión de la crisis del Alakrana -especialmente tras el ultimátum de los piratas por la detención de dos de sus compatriotas- estuvo presente incluso el día de la ansiada liberación.

Toda España intuía por las declaraciones de los secuestradores en varios medios -así que con más razón el Ejecutivo- que el final de cautiverio era cosa de días, o incluso horas. Y aun así la feliz noticia pilló a tres de los máximos responsables de la célula de crisis fuera del país: a Carme Chacón en Bruselas y a Elena Espinosa y Miguel Ángel Moratinos en Roma. Así que los tres tuvieron que volver precipitadamente a La Moncloa.

Ninguno de los tres llegó a tiempo para la comparecencia pública de José Luis Rodríguez Zapatero, pero sí para la de María Teresa Fernández de la Vega. Se sentaron en la primera fila. A los periodistas no les pasó desapercibido el semblante muy serio -a pesar de la alegría del momento- que mantuvo la ministra de Defensa mientras la vicepresidenta primera hablaba para la prensa. A pesar de que la propia número dos del Ejecutivo negó cualquier "fisura" en el Gobierno durante el tortuoso y largo proceso de liberación, su relación con Chacón ha quedado tocada. Aunque desde la Vicepresidencia Primera han intentado disfrazar de "falsa polémica" los roces producidos entre ambas.

Ni Zapatero ni Fernández de la Vega entonaron el más mínimo mea culpa frente a la opinión pública. Ni una pequeña autocrítica, nada, lo que despertó aún más las ganas de revancha del PP y el PNV. Ambos dejaron demasiadas preguntas sin responder a las que deberán enfrentarse a partir de este miércoles, toda vez que la tripulación del atunero vasco se encuentra a salvo.

Especialmente una, habida cuenta de que es evidente que el Gobierno se ha comprometido con los piratas a que sus dos compañeros cumplan la condena que les imponga la Audiencia Nacional en Somalia, puesto que si no los marineros no habrían sido liberados (era la condición sine qua non para desatascar la negociación). Así que la otra gran duda es: ¿Los 2,3 millones de euros del rescate -según la cifra aportada por los secuestradores- han salido de las arcas del Estado? Puede que el Gobierno nunca llegue a reconocerlo, como no lo hizo tras pagar los 1,2 millones de euros que costó el año pasado liberar a la tripulación del Playa de Bakio. El barco que sentó el precedente.

Durante estos 47 días Mariano Rajoy y el PP han mantenido envainada la espada. Se lo pidió Zapatero personalmente al líder de los populares -vía telefónica- invocando aquello de la "responsabilidad de Estado" a la que tanto le gusta recurrir al presidente para evitar las críticas de la oposición cuando tiene un asunto peliagudo entre manos. Rajoy, que presume de ser un hombre de Estado, cumplió a rajatabla y ordenó a los suyos que hicieran lo mismo, a pesar de que no todos en su partido compartían esa estrategia.

Tanto cumplió que el socialista le agradeció desde La Moncloa expresa y particularmente su "colaboración" y que por la tarde en el Congreso se mostró reacio a hacer declaraciones. Aunque, ante la encerrona de la prensa, acabó hablando brevemente para subrayar que estaba "muy contento" y lanzar una advertencia: "Mañana -por este miércoles- analizaré la gestión del Gobierno. Hoy es un día de alegría".

A la oposición le toca pedir cuentas

Porque el tiempo de la condescendencia ha terminado y el PP y el PNV ya afilan los colmillos para pasarle factura a Zapatero. Tras la votación de este martes en el Congreso, Rajoy mantuvo una breve conversación con Soraya Sáenz de Santamaría y José Luis Ayllón -los dos puntales del Grupo Parlamentario Popular en la Cámara Baja- para perfilar una estrategia que no está del todo definida.

Por lo pronto, Rajoy comparecerá este mismo miércoles -según fuentes consultadas por este periódico- para pedirle cuentas al presidente y su Gobierno por su cuestionada gestión y para anunciar acciones futuras de su partido. Al mismo tiempo, el Ejecutivo se enfrentará irremediablemente a las referencias a la crisis del Alakrana durante la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso, especialmente en el cara a cara entre Fernández de la Vega y Sáenz de Santamaría (la pregunta de esta última es: "¿Sigue siendo una de las funciones de la vicepresidenta primera la coordinación del Ejecutivo?").

Y el jueves el Pleno debatirá y votará una moción de los populares en cuyo enunciado estos hablan de "la indefensión de los buques atuneros españoles que faenan en el Océano Índico y la incapacidad del Gobierno para tomar medidas que atajen esta situación". Además, el PP tiene pendiente retomar una petición de comparecencia que formuló para que la vicepresidenta primera explicara en el Pleno la gestión del Alakrana y que los de Sáenz de Santamaría decidieron después dejar en stand by hasta que se resolviera el secuestro.

De la misma forma, el PNV cambió el lunes una de sus preguntas para colar de forma explícita el caso del atunero en la sesión de control: "¿Son ciertas las informaciones periodístico-judiciales que apuntan a los gobiernos español y vasco como responsables últimos de la decisión de traer a España a los dos piratas somalíes detenidos tras el secuestro del Alakrana?", le preguntará el diputado Emilio Olabarría al ministro Francisco Caamaño.

Como declaró Ayllón a este periódico, "el tiempo de la alegría ha terminado, y ahora es tiempo para la responsabilidad". Y ni populares ni peneuvistas están dispuestos a dejar que la presa se escape. Sin embargo, los socialistas optarán por evitar el cuerpo a cuerpo a toda costa, que es la orden que ha transmitido Ferraz a los suyos. No les interesa enredarse en una batalla en la que tienen demasiado que callar. exhibirse hoy en España.

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