jueves, 5 de noviembre de 2009

Maria José Campanario y Jesulín de Ubrique se venden por 400.000 euros

Por varias intervenciones en Antena 3


LAEDICION.NET.-REDACCIÓN.-
Por dinero baila el perro, que dijo María José Campanario. Gran fortuna la que se van a embolsar Maria José Campanario y Jesulín de Ubrique tras varias intervenciones en Antena 3. Por dinero baila el perro. Esa fue la frase que María José Campanario le dedicó a Belén Esteban en alusión a su afán de rentabilizar su historia de amor con Jesulín. Sin embargo, todas las soberbias caen. El torero y su mujer han puesto precio a la intimidad de su hogar. Han desnudado su alma, su corazón y el de sus dos hijos menores de edad ante las cámaras de televisión. Permitieron que grabaran al pequeño Jesús meneando un capote y a Julia intentando llamar la atención con un casco de moto en la cabeza. María José sí demostró que sus descendientes son auténticos monos de feria, esos a los que también aludió para referirse a Andrea, la hija de Belén Esteban. El honor de la pareja está cifrado en cuatrocientos mil euros que serán abonados tras su desembarco en Antena 3. El pack incluye el documental que la cadena de Planeta emitió en horario de máxima audiencia y una comparecencia almibarada en el ‘Pánico en el plató’ que conduce el humorista Juan Y Medio. Han sabido jugar sus cartas. Ellos, que siempre han presumido de mantenerse al margen de las putrefactas negociaciones del corazón, chupan ahora del mismo bote. La ambición ha derrumbado cualquier tipo de ideal o principio.

En relación al interesante documental, cabe apostillar que la imagen difusa de la Campanario resultó harto artificial. Nadie creyó ese papelón de ama de casa bobalicona, esposa y madre amantísima a tiempo completo. Llamó poderosamente la atención su particular manera de hacer la tortilla a la francesa, sin agarrar el plato mientras batía los huevos. Señal clara y rotunda de que pisa poco la cocina. No obstante, debe entenderse que el juicio del Caso Karlos se acerca con la azada dispuesta a rebanar cabezas. De ahí que todo sirva para desempolvar la imagen. Como, por ejemplo, hacerse más la andaluza que su propio marido o llorar a lágrima viva al recordar el fatal accidente que pudo acabar con la vida del matador. La Campanario estuvo pésima en su actuación frente a las cámaras, pero ambos dibujaron la historia de sus vidas a su antojo. No quisieron adentrarse en la mala relación que el de Ubrique mantiene con la Esteban, ni tampoco explicaron el motivo por el que en la década de los noventa el torero rompió relaciones laborales con su propio progenitor. Faltaron cosas. Demasiado algodón. Quizás hubiera sido interesante saber la opinión de la castellonense sobre mujercitas como Gloria Ortiz o Juani Marchante y cuánto de credibilidad le transmite Cecilio Abade, supuesto amante de la Campanario, al diestro Janeiro. Ozú, mi arma.

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