lAEDICION.NET.-REDACCION.-Ya se ha recuperado, pero el susto no se lo quita nadie. Está en su mejor momento, a punto de empezar el rodaje de una serie televisiva y con muchos proyectos sobre la mesa. Sin embargo, Ana Obregón pasó por el hospital aquejada de una infección. No han sido sus mejores navidades porque el destino le ha jugado una mala pasada. Y eso que el final de año ha sido meteórico para ella. No se puede quejar. Ana Obregón tuvo que ser ingresada de urgencia tras sufrir una infección gástrica que le obligó a permanecer en un hospital madrileño casi cuarenta y ocho horas. A pesar de que todavía no se conoce el motivo que le llevó a sufrir tanto dolor, todo parece indicar que fue la ingesta de un alimento en mal estado el que le provocó tamaño malestar. Parecía que la vida se le escapaba entre sus dedos. Por suerte, tras dos angustiosas jornadas llegó la calma. En estos momentos, Ana se recupera favorablemente del triste acontecimiento. Me cuentan que la actriz se asustó tanto que, al primer síntoma, decidió acudir inmediatamente al nosocomio más cercano a su casa. Allí le trataron con todo tipo de medicamentos para intentar paliar sus fuertes dolores. Suerte que decidió ponerse en manos de los facultativos, pues en casos de gastritis aguda peligra la deshidratación del enfermo. Y, en ocasiones, es mejor prevenir que curar.
Ya está recuperada
En cuanto me enteré de la noticia, llamé insistentemente a su teléfono. La voz alegre de la Obregón salió al otro lado del teléfono. Está pletórica, mucho más delgada tras el impase hospitalario -“todo tiene su lado positivo” dice con cierta reminiscencia- y a punto de empezar el rodaje de esa serie que emitirá Telecinco y que le devolverá a la pequeña pantalla. Estoy convencido de que con tan importante trabajo volverá a degustar las mieles del éxito. Para olvidar son los momentos en los que puñales invisibles se le clavaron fuertemente en el estómago y apenas le dejaban respirar: “Creí que no iba a aguantar más, lo pasé francamente mal y decidí ir al médico”, me relata. Despierta ternura escucharla, pues no es la primera vez que le ocurre algo similar. Ana sufre muchos problemas estomacales y en algún momento puso en jaque a sus familiares más cercanos. Pero su fuerza de voluntad consigue atravesar todo tipo de obstáculos: “Yo creo que la crisis empieza a pasarnos factura porque muchos supermercados reutilizan sus productos y les cambian la fecha de caducidad, por eso está todo el mundo perjudicado del estómago”, matiza con cierto énfasis. Ana Obregón no está equivocada, en estos tiempos en los que empresas nacionales e internacionales viven con la sombra de la quiebra pisándoles los talones, falsean fechas y hasta nomenclaturas. Algo asombroso ocurre si se observa con atención los embases de leche y hasta de conservas. Hay que mirar con lupa.
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