Sr. Director
La ley del aborto es de extraordinaria importancia para todos nosotros, porque el aborto constituye un drama completo en nuestra sociedad, una llaga que oscurece el alma de nuestro pueblo e impide que nos conozcamos y nos amemos. Ningún Parlamento, ninguna mayoría parlamentaria tiene derecho a eliminar una sola vida inocente; y menos aún a declarar el derecho de ninguno a hacerlo. No sólo es algo ilegítimo, es además una ley injusta, por más que nuestros legisladores y nuestras autoridades sean legítimas y merezcan el correspondiente respeto.
¿Realmente alguien puede creer que con más "educación sexual" en todos los niveles educativos va a reducirse la escalada de nuevos embarazos y nuevos abortos?, ¿o repartiendo gratuitamente anticonceptivos de la última generación? ¿Promoviendo de este modo la promiscuidad es sensato pensar que se va a combatir el aborto? ¿Es razonable que el centro del debate lo haya ocupado si las adolescentes que aborten han de informar a sus padres?
Sinceramente, pienso que la ley se ha cerrado en falso. Hay una grave preocupación social por esa triste realidad de nuestros días, y por nuestros jóvenes y las futuras generaciones. Hubo, además, una gran alarma inicial por los horrores cometidos, que ahora queda frustrada.
José Morales Martín
viernes, 7 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario