martes, 8 de noviembre de 2011

«Me han dado el papel de mala»


Harta de que la tachen de juerguista, Elena Tablada intenta lavar su imagen mientras negocia su separación con David Bisbal

LAEDICION.NET.-DANIELLA MONTENEGRO.-Elena Tablada cree en el karma, ese concepto hinduista según el cual uno acaba pagando en su reencarnación presente por las malas acciones perpetradas en una existencia anterior. Hasta hace poco, a Elena la vida y la prensa le sonreían. Pero desde que se separó del celebérrimo David Bisbal, padre de su hija Ella, de año y medio, no paran de lloverle críticas; que si sale demasiado, que si anda desbocada, que si trasnocha... Tiene cuatro coches a su puerta que la siguen de la mañana a la noche, y la desagradable sensación de estar pagando por un delito que (hasta donde a ella se le alcanza) no ha cometido. «Me han adjudicado el papel de mala», concluye la diseñadora, con resignación, ante sus amigos.
El último 'escandalo' de Tablada se titula 'Diecisiete horas de juerga'. Bajo ese rótulo, la revista 'QMD!' retrata esta semana a la exnovia de Bisbal saliendo a la calle descalza y, según ellos, «con ropa prestada», después de haber dormido supuestamente en casa de un amigo y de haber apurado hasta el amanecer la noche madrileña. Ha sido la gota que ha colmado el vaso. «Esa revista miente y los abogados de Elena ya están preparando una demanda», advierte su representante. Y es que Tablada ya imaginaba que separarse de un cantante tan querido como Bisbal, con una legión de fans que le idolatran y apoyan, tendría sus consecuencias, pero no está dispuesta a soportarlo todo. «Creo que se están pasando. Me están dando demasiada caña», ha declarado a sus íntimos.
Algunos le aconsejan mantenerse a resguardo, salir lo menos posible. Pero Elena, de «sangre caliente cubana» no es de las que se amilanan. «Tiene una personalidad muy fuerte, es joven (en enero cumplirá 31 años) y ella insiste en que no tiene que esconderse de nadie ni hace nada malo por divertirse de vez en cuando. Además, es una madre muy tierna, incluso exagerada en la atención a su niña, y no sale tanto como dicen; en el fondo, lo está pasando muy mal», aclara una amiga. Pero no es esa la imagen que proyecta al exterior. En los últimos días se la ha visto radiante en varios actos sociales, entre ellos, la fiesta organizada por la firma de caramelos Smint para presentar un nuevo envase diseñado por David Delfín. El jueves, recogió en el hotel Ritz de Madrid el premio Top Glamour que le ha otorgado una revista femenina como «mujer emprendedora del año» por el éxito obtenido con 'Etna', su marca de bisutería y complementos. Pocos días antes, Bisbal había tocado el cielo como cantante a poca distancia de allí, en su ya histórico concierto en el Teatro Real.
La custodia de Ella
«Con David la relación no es mala», afirman sus allegados. Aunque no llegaron a casarse, tienen una hija en común y actualmente negocian un convenio regulador para establecer la custodia y las visitas a Ella. «Quiero mantener una relación cómoda con él por el bien de la niña», insiste Tablada. Sin embargo, al cantante se le atribuyen declaraciones recientes en las que habría expresado su disgusto por la vida disipada de su exnovia. «Yo solo tengo palabras buenas para el padre de mi hija -ha zanjado Elena-. Creo que no tiene mala intención en las cosas que dice porque David es un caballero, un señor con muy buen corazón». Bisbal vive ahora con sus padres en Almería, un lugar en el que dice sentirse «muy tranquilo». Su 'ex' y su hija siguen ocupando el chalé conyugal, aunque actualmente está en venta.
Tablada nació en Madrid pero ha pasado media vida en Miami. Es nieta de un prestigioso cirujano plástico y pertenece a una saga de 'Elenas' (su madre y su abuela llevan ese nombre, y su hermana se llama Naelé, Elena al revés), mujeres fuertes y decididas. Sus padres se divorciaron tras una tormentosa relación de ida y vuelta cuando ella tenía nueve años y desde entonces Tablada (que utiliza su apellido materno) a su padre no le dirige la palabra. A Bisbal lo conoció en el aeropuerto de Miami cuando se le acercó para pedirle un autógrafo para su hermana. El flechazo fue fulminante. Casi tanto como su sorprendente ruptura. La pareja comenzó 2011 con una escapada romántica a la estación de esquí de Aspen (Colorado). «Para avivar el amor hay que romper la rutina», sostenía entonces Elena. Y, parafraseando a la cubana Celia Cruz, contaba que a su 'negrito' también le ponía 'sazón'. Meses después, es evidente que la 'sazón' se acabó.

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