lunes, 4 de junio de 2012

Los intereses de Griñán paralizan la Junta



Javier Aureliano García
Secretario General del Partido Popular de Almería



A pesar de que han transcurrido casi tres meses desde las Elecciones Autonómicas de marzo, la sobredimensionada maquinaria administrativa de la Junta de Andalucía todavía no se ha ajustado a los cambios derivados de la carambola postelectoral y del gobierno bipartito. El paso de estas semanas ha venido a demostrar que Griñán no esperaba tener que gobernar y menos aún con la “ayuda” de sus nuevos socios de Izquierda Unida. Este inesperado proceso de acople y ajuste administrativo está dilatándose en el tiempo de manera intolerable, puesto que ha sumido a la administración pública andaluza en un paréntesis de gestión, ya que son muchos los cargos y mandos intermedios que, por la desorientación de Griñán, están en una incómoda situación de interinidad no confirmada. No es de recibo que los tejemanejes de Griñán tengan a las delegaciones de su gobierno en Almería en situación de espera y con los delegados “en funciones”, porque cuando se está prolongadamente de ese modo, lo que se hace es cualquier cosa menos funcionar, como han denunciado recientemente algunos sindicatos. Y es que lo cierto es que Griñán está perdido. No sabe qué hacer o cómo mover ficha. Nadie sabe si va a continuar en su puesto, si va a poder poner en marcha algún proyecto después del brutal recorte presupuestario anunciado por los socialistas o si su delegación va a seguir existiendo o va a ser absorbida o refundada. Y si por regla general ese no es el modo de hacer las cosas, mucho más negativo parece este método cuando la gravísima situación de Andalucía exige una gestión pública rápida y eficaz. Pero ya ven que eso no importa demasiado al señor Griñán. Nuestro presidente está mucho más atento, por ejemplo, a los congresos locales de este fin de semana en los que los socialistas están formando filas y agrupándose en bandos para el gran congreso regional del verano. Y si algo ha quedado claro en las últimas horas es que los socialistas andaluces están más preocupados por ajustar las cuentas pendientes entre los partidarios de Griñán y la vieja guardia de los Chaves, Rubalcaba y Zarrías. Los socialistas cerraron en falso su fractura interna para seguir en el poder a costa de lo que fuera y Griñán ha echado de su gobierno a todos los que no le fueran afines.

Los andaluces, que no salen de su estupefacción al ver el espectáculo de una Junta de Andalucía paralizada en luchas de poder interno, necesitan una administración capaz de dar respuestas antes que dar espantadas. Y eso es lo que tiene Andalucía en estos momentos: un gobierno en manos de un partido en quiebra. Los actos de Griñán vuelven a dar la razón a cuantos, con o sin expediente sancionador de por medio, señalan que el máximo dirigente de la Junta tiene otros intereses antes que la gestión eficaz de los asuntos que preocupan a los andaluces. Y esos intereses son siempre los mismos: las cuotas y equilibrios de poder de su gente en el organigrama del poder interno del PSOE. Y que no le saquen de ahí, porque no va a detenerse a considerar otras cuestiones “secundarias” como por ejemplo el millón trescientos mil andaluces que no tienen empleo. Pues bien, a esa proverbial desatención, se une ahora el factor de que Griñán tiene que colocar y buscar hueco de poder (aunque en algunos casos sin un euro de presupuesto) a los nuevos socios de gobierno de IUCA, con lo cual es evidente que desarrollar una gestión eficiente no está entre sus prioridades. A Griñán, que no piensa más que en el congreso del PSOE, le interesan más los delegados afines que los parados. Y eso es lamentable.

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