Por Alicia
Gutiérrez
Los correos electrónicos aportados el sábado
al juez por Diego Torres y otros que aún conserva en su poder prueban sin
discusión que la Casa Real no solo
sabía que Urdangarin siguió haciendo negocios con su entonces socio mucho más
allá de marzo de 2006, cuando oficialmente le forzó a romper con él, sino que
le dio apoyo en sus proyectos posteriores. Fechados en la
segunda mitad de 2007, varios de los emails demuestran, por ejemplo, que el rey
ayudó activamente a su yerno en el proyecto Ayre, que pretendía sumar un
segundo equipo español a la Copa América y en el que participaba la Fundación
DCIS, utilizada por la trama Nóos para sacar de España medio millón de euros.
Fechado el 12 de octubre de 2007, en uno de los emails Urdangarin le transmite a Diego Torres un
mensaje explícito: “Diego, a ver si mañana hablamos un minuto, que es
importante. SM me ha comentado un posible patrocinador importante y al irme el
domingo quiero dejarlo en tus manos bien atado”. En otro correo, enviado por
Urdangarin el 1 de septiembre de ese año, dice esto: “Tengo un mensaje de parte
del Rey y es que le ha comentado a Cristina para que me lo diga que le llamará
Camps a Pedro”.
Ese Pedro es Pedro Perelló, impulsor del
Proyecto Ayre. Y el rey, o así lo cuenta Urdangarin en un correo datado el 9 de
agosto de 2007, se vio con él. “Hemos conseguido –escribe el duque
“em-palma-do”– que el Rey se viera con Pedro para presentarle el
proyecto”. Cuando ese correo salió a la luz en abril, aislado del resto de la
serie, la Casa Real aseguró que el
monarca siempre está dispuesto a impulsar proyectos deportivos.
Y que no tenía por qué saber que Urdangarin lo auspiciaba nada menos que a
través de Fundación DCIS.
Otro de los correos, redactado y enviado el 13 de octubre de 2007, cuando nada hacía
sospechar a Urdangarin que acabaría imputado por graves delitos de corrupción,
resulta igualmente explícito. El
marido de Cristina de Borbón se dirige a Perelló. Y le expresa su convicción de
que “sobrevender la participación de la Familia en el proyecto [Ayre]” no es el
mejor camino. “SM –dice más adelante- me ha vuelto a comentar
las ganas que tiene de que el proyecto salga adelante”. Oficialmente,
Urdangarin tenía ya prohibido participar solo o con Diego Torres en proyectos
empresariales. Pero es él mismo quien le dice en ese correo a Perelló que ya le
explicará Torres “en profundidad” algunos temas relacionados con el proyecto
Ayre. Es decir, el duque no ofrecía
ningún signo de temor ante la hipótesis de que Perelló, que se había
entrevistado previamente con el rey, pudiera divulgar que los dos socios
seguían siéndolo.
La serie de documentos entregados al juez
incluye un organigrama de Ayre cuya autenticidad no ha podido verificar
este diario. En la cúpula se sitúa el
príncipe de Asturias. Y bajo él aparecen tanto Urdangarin como
Diego Torres así como las dos infantas, Cristina y Elena de Borbón.
Otros correos del paquete entregado al juez
confirman que el secretario de las infantas, Carlos García Revenga, actuaba como un verdadero jefe de producción de
Instituto Nóos. Lo mismo facilitaba a Urdangarin las
direcciones del magnate de la Formula 1, Bernard Ecclestone, o de los jefes de
la FIFA y el Comité Olímpico Internacional que aparecía mencionado por el
hombre de confianza del duque, Mario Sorribas, como el nombre clave para abrir
puertas. Por ejemplo, para contactar con Alberto Ruiz-Gallardón, entonces
alcalde de Madrid, Sorribas recomendó en febrero dfe 2006 a un empleado de Nóos
que diera el nombre de Revenga, “de la Casa Real”.
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