sábado, 2 de febrero de 2013

Roquetas de Mar, sinónimo de turismo con mayúsculas


Roquetas de Mar, sinónimo de turismo con mayúsculas

La localidad ofrece al visitante sol y playa deportes náuticos, naturaleza golf y otras muchas bondades El municipio dispone de una excelente oferta hotelera con más de 20.000 plazas para que el turista disfrute en sus vacaciones de su cuidada costa con playas equipadas y de enorme calidad

LAEDICION.NET.-REDACCIÓN.-Historia, naturaleza y diversión se dan la mano en Roquetas de Mar, municipio de la provincia de Almería que es sinónimo de excelencia turística. De hecho, excelencia turística es la marca de calidad que promueve esta localidad anclada en el Poniente almeriense, que cuenta con más de 20.000 plazas hoteleras y 18 kilómetros de playas con aguas limpias y transparentes para el disfrute de residentes y visitantes. Entre sus playas destacan las de La Romanilla, la de Urbanización Roquetas y la de Playa Serena. Todas totalmente equipadas y en las que ondean las banderas azules, distintivo de calidad.

Este antiguo pueblo de pescadores, como es Roquetas de Mar, ha logrado en las últimas décadas, con esfuerzo y trabajo, convertirse en uno de los emblemas turísticos de la provincia, al igual que Aguadulce y Playa Serena, cuidada urbanización con un campo de golf junto al mar.

Miles de visitantes acuden a lo largo del año, en especial, en los meses de primavera y de verano a disfrutar de este enclave almeriense, que presume de tener unas excelentes playas, una gran oferta hotelera y grandes atractivos de ocio y culturales.

Restaurantes, tiendas, puertos deportivos, centros de ocio, deportes náuticos, exposiciones y fiestas de Interés Turístico, como las de Santa Ana, el 26 de julio, se incluyen en la completa y variada lista de las bondades que esta ciudad ofrece al turista, no solo nacional sino internacional.

Pero también Roquetas de Mar es sinónimo de naturaleza. Y es que este rincón almeriense dispone de un espacio natural digno de descubrir, como es el Paraje y Reserva Natural Punta Entinas-Sabinar, un ecosistema subárido mediterráneo en el que destaca la combinación de biotipos costeros y terrestres. Un entorno que sirve cada año como lugar de reposo durante su ruta migratoria a los flamencos.

Roquetas de Mar es un enclave idóneo para el descanso del marino. Sus dos Puertos Deportivos, uno en Aguadulce y otro en el mismo núcleo de Roquetas de Mar, ofrecen al visitante todos los servicios que requiere el turista que accede a la ciudad a través del mar.

Si usted decide que Roquetas de Mar , este verano mismo, sea su lugar de descanso se le sugiere descubrir su historia monumental. El itinerario diseñado a través de estas páginas les obliga a descubrir el interior y exterior del Castillo de Santa Ana. Se trata de una fortificación del siglo XVII, que durante años sirvió de refugio a los escasos habitantes con que contaba el municipio en aquella época y que residían en su mayoría en la zona del Puerto. En la actualidad, se ha convertido en escenario de los actos y exposiciones culturales más destacadas del municipio.

También hay que conocer el Faro de Roquetas , situado junto al castillo, que se ha acondicionado y que hoy por hoy alberga durante todo el año -normalmente en periodos de 15 días- todo tipo de exposiciones y muestras.

La Plaza de Toros, inaugurada el 19 de julio de 2002 y el Museo Taurino situado en las entrañas del Coso, han convertido a la ciudad, en sólo una década, en un referente de la Fiesta Nacional. Por su modernidad es otro de los conjuntos monumentales que el turista debe ver durante su estancia en Roquetas , que es un destino ideal para disfrutar de unos días de vacaciones en pareja, con la familia o junto a los amigos.

Como puede comprobarse al leer estas líneas, Roquetas de Mar es una ciudad perfecta para pasar unos días de vacaciones en compañía de la pareja, la familia o los amigos. Las razones muchas, pero muy sencillas, este municipio es sinónimo de naturaleza, relax, sol y playa, golf, náutica, cultura, ocio, compras, gastronomía... sin olvidar la bondad y gentileza de los roqueteros, que son personas afables y hospitalarias sin parangón.

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