martes, 5 de marzo de 2013

El juez a Urdangarin: "Vamos a llegar a la verdad con su colaboración o sin ella"


El Palacete de Pedralbes es un inmueble que, de seguir así las cosas, se van a disputar el Juzgado de Instrucción número 3 de Palma y La Caixa

  

LAEDICION.NET.- "La misión, como el deseo mío y creo que lo compartimos todos es el de terminar esta instrucción lo antes posible. Pero no la vamos a terminar de cualquier forma".
Así de contundente se mostró el juez instructor del 'caso Nóos', José Castro, nada más arrancar la segunda comparecencia como imputado del Duque de Palma, Iñaki Urdangarin, en el marco de la causa que investiga el presunto desvío de 5,8 millones de euros a través del Instituto Nóos.
Al inicio de la declaración, cuya transcripción cubre 83 páginas, el magistrado se mostró ante el encausado "perfectamente consciente del mal trago que está pasando, y créame que no obedece a capricho el convocarle por segunda vez", le puso de manifiesto el instructor antes de iniciar su extenso interrogatorio, que se prolongaría, a lo largo de la mañana del pasado 23 de febrero de 2013, durante más de cuatro horas.
Dicho lo anterior, Castro aseveró: "vamos a llegar a lo que tenga que ser".
Para acto seguido explicar al Duque que o "podemos llegar a la verdad con su colaboración y será todo más fácil" aunque "no está obligado a prestarla", o "podemos llegar sin su colaboración y será más laborioso, pero es usted el que tiene que decidir, obviamente siguiendo el consejo de su letrado, que es el consejo que está usted llamado a seguir".
Una introducción tras la cual el encausado procedió a anunciar que iba a declarar, si bien no en referencia, por cuestionar su autenticidad, a los correos electrónicos aportados por su exsocio Diego Torres, de los que se desprendería que la Casa Real estaba al tanto de las actividades desarrolladas por Nóos.
Precisamente, el Duque comenzó su deposición leyendo un comunicado en el que afirmaba que "la Casa de Su Majestad el Rey no opinó, asesoró, autorizó o avaló las actividades que yo he desarrollado en el Instituto Nóos".
EXCULPA DE TODO A LA INFANTA
«Absolutamente nada».
Esa fue la respuesta exacta de Iñaki Urdangarín el pasado 23 de febrero cuando el juez José Castro le preguntó qué hacía la Infanta Cristinaen el instituto Nóos.
Los 83 folios de transcripciones del largo interrogatorio del Duque de Palma dan cuenta de los esfuerzos del imputado por desvincular a su esposa de este asunto.
«¿Y si no hacía absolutamente nada, para que estaba allí. ¿Qué funciones tenía?», le preguntó el magistrado.
«Ninguna. Era una persona de confianza mí en la Junta Directiva, simplemente eso. Con la voluntad máxima de dar una transparencia y una normalidad a las cosas», respondió el Duque en uno de los momentos más tensos del interrogatorio.
Cuando Castro le insistió que la presencia de la hija del Rey en Nóos no parece que guarde relación alguna con la «transparencia», sino con conseguir un «área de influencia», Urdangarín insistió en que incluyó a su mujer en Nóos por «transparencia, comodidad, formalismo» y porque era una «persona cercana».
Las mismas explicaciones dio el Duque sobre la presencia de Carlos García Revenga, el secretario de las Infantas, como tesorero de Nóos, al que incluyó en el organigrama por tener una «bonita amistad» con él.
Ningún requerimiento del banco
Iñaki Urdangarin confesó durante el interrogatorio del pasado 23 de febrero en Palma que debe aún 3,6 millones de euros de los 5,8 que pidió a La Caixa para comprar el Palacete de Pedralbes, que luego reformarían por tres millones de euros más.
Cuando el fiscal Pedro Horrach le preguntó si llevaba «cuotas impagadas», el imputado admitió que las «dos últimas» y explicó que su letra, de 25.000 euros, es trimestral. Por lo que el importe serían 50.000 euros.
«¿Ha tenido algún requerimiento del banco?», repreguntó Horrach sobre los impagos del último «Por el momento no», admitió el imputado, que también dijo conocer al presidente de La Caixa, Isidro Fainés.
No obstante, aseguró que Fainés no tuvo nada que ver con el préstamo y que fue el banco quien le ofreció esas condiciones.
Cuando el Ministerio Público le recordó que los cuatro años de carencia de esa hipoteca (en los que ni él ni la Infanta pagaron un solo euro) no es una «cosa muy común en una póliza de crédito», Urdangarín negó cualquier trato de favor y aseguró que le ofrecieron esas condiciones tan ventajosas porque «yo tengo desde hace muchísimos años las cuentas ahí».
Según ha explicado el letrado de Urdangarín, Mario Pascual Vives, estando en el paro le es imposible afrontar esos abonos. Lo que no cuenta el abogado es que esos pagos también tiene obligación de afrontarlos la infanta Cristina, copropietaria del palacete de Pedralbes y «dueña» también del 50% de esa costosa propiedad.
Un inmueble que, de seguir así las cosas, se van a disputar el Juzgado de Instrucción número 3 de Palma y La Caixa.
El primero lo reclama como parte de la garantía para cubrir los 8,2 millones de fianza civil que el magistrado José Castro impuso a Urdangarín y Torres y que ninguno de los dos ha pagado.
Y la entidad bancaria lo quiere como garantía del crédito hipotecario que le concedió a los duques de Palma. Según todos los expertos consultados, La Caixa tiene, en principio, las de ganar, pero el contencioso se presenta largo y complicado.
¿Pero cuál es la situación real de ese inmueble y de las deudas del duque y de la hija del Rey? Este periódico ha tenido acceso al informe remitido por la Agencia Tributaria al magistrado Castro, dentro de la exhaustiva investigación patrimonial a la que se está sometiendo al yerno de don Juan Carlos.
Ese documento revela que la famosa casa la compraron Urdangarín y Cristina de Borbón en «mitades proindivisas» el 15 de octubre de 2004 por 5,8 millones de euros.
Treinta años
Ambos pidieron un crédito a 30 años a La Caixa, en cuya fundación todavía trabaja la Infanta, por valor de 5 millones de euros. Los duques consiguieron unas excelentes condiciones de la entidad bancaria.
Sobre todo, porque durante los cinco primeros años de vida del préstamo, los cónyuges no pagaron ni un solo euro, lo que se denomina en el argot bancario «periodo de carencia».
No obstante, en ese tiempo, siempre según el sumario, los ingresos de los duques les permitieron hacer unas importantes amortizaciones.
En 2004 la infanta (que según consta en la causa recibía unos 90.000 euros de La Caixa más una asignación de su padre de 72.000) amortizó a tocateja 1,2 millones de euros.
La procedencia de ese dinero es una incógnita. Urdangarin, que por entonces recibía 300.000 euros anuales, amortizó, por su parte, otros 400.000.
Al margen de esas amortizaciones que habrá reducido algo la carga de las cuotas, las condiciones del crédito eran que, a partir del 30 de septiembre de 2009 y hasta agosto de 2018, el matrimonio tenía que hacer frente a una cuota anual de 100.000 euros, divida en cuatro pagos trimestrales de 25.000.
Esas dos últimas letras son la que, según Urdangarín, el matrimonio no ha podido hacer frente por la situación de desempleo en la que se encuentra el duque desde que se marchara de Telefónica, meses después de ser imputado en el «caso Nóos».
Pero si la situación para el matrimonio Urdangarin-Borbón ahora es complicada por el paro de uno de los cónyuges, lo va a ser muchísimo más en el futuro, aunque los dos tuvieran trabajo.
Situación crítica
A partir de 2019 y hasta 2028, el matrimonio se comprometió a pagar 200.000 euros anuales. Esto es, cuatro cuotas trimestrales de 50.000 euros, una cantidad que se antoja difícil de cubrir, teniendo en cuenta que el sueldo de Cristina de Borbón rondaría los 100.000 euros anuales y que la Casa Real le ha retirado cualquier asignación.
Y aún peor a partir de 2029. Según las condiciones pactadas con La Caixa, el matrimonio, además de alimentar a sus cuatro vástagos, debe pagar 300.000 euros anuales de hipoteca durante los cuatro siguientes años.
Y todo ello, teniendo en cuenta que les quedarían por pagar otros 500.000 euros para finiquitar la hipoteca en 2034. Con estos números, explican los expertos, la hipótesis del desahucio no es un imposible.

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